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martes, 13 de abril de 2021

Sobre el desafortunado abuso del adjetivo brutal y el periodismo valenciano (EsdiarioCV)

 En mis últimos artículos en EsdiarioCV reflexiono sobre el desafortunado y, sobre todo, incorrecto uso generalizado del adjetivo ´brutal´.


¿Por qué es brutal y no simplemente impresionante?


Y analizo la primera década de María Consuelo Reyna como directora de Las Provincias sobre la base de la tesis doctoral de la historiadora Ana María Cervera


El House of Cards valenciano: María Consuelo Reyna y el poder decisivo

viernes, 9 de abril de 2021

Tres lugares sorprendentes en El Toro (Castellón)

Con alrededor de 240 habitantes, el municipio de El Toro da nombre a la sierra que lo rodea y está ubicado a seis kilómetros de Barracas, la última localidad de la Comunidad Valenciana en la autovía Mudéjar antes de entrar en Aragón. Por tanto, esa carretera resulta la forma más habitual de llegar a esta población de montaña muy recomendable sobre todo para dos tipos de visitantes: quienes exploran senderos que recorrer y quienes buscan reposo absoluto en un ambiente bucólico.



Desde la cima de los vestigios de su castillo se contempla tanto el casco urbano como el entorno que lo circunda. En este último se puede disfrutar de diferentes rutas, como la de los navajos o estanques de agua, pero también de dos lugares muy singulares. Y aquí vienen las primeras recomendaciones de espacios que sorprenden por su originalidad.

La aldea de El Molinar

Únicamente puede entrarse a pie, ya que unas cadenas en sus dos accesos bloquean el paso a vehículos para salvaguardar la paz en esta especie de Shangri-La. Una de las formas de llegar, la más corta desde El Toro pero también la que reviste mayor complicación, consiste en salir de la localidad desde la calle Virgen de los Desamparados, trasversal a donde está situado el hotel restaurante Los Abriles (principal alojamiento de la población y lugar prioritario para comer) y, a unos dos kilómetros, desviarse por donde indica, en un cartel, aldea de El Molinar-nacimiento del río Palancia. Los vehículos que no sean 4x4 lo tendrán algo más difícil entre socavones y elevaciones por esta senda ampliada, hasta que se planten ante las cadenas de El Molinar.



La otra opción consiste en ir desde El Toro a Barracas, tomar la autovía en dirección a Viver, acceder a Bejís y, desde allí, tomar rumbo a la aldea. Una alternativa más larga pero también con mayor segura si se circula en un turismo.

De El Molinar llama la atención todo. Las casas situadas a diferentes alturas, la carencia de asfaltado en el interior de la aldea, la vegetación en perfecta armonía con las escasas construcciones de madera, la cascada que invita a la contemplación y el silencio, la falta de tiendas... Es una suerte de espacio recogido en plena sierra, silencioso, donde sus contados habitantes piden que se mantenga ese recogimiento, en el que merece la pena sentarse y reposar.

 Y, quien se anime, puede iniciar desde la aldea el recorrido a pie que le llevará al inicio del río Palancia: toda una aventura saltando en diferentes tramos el cauce fluvial por troncos y piedras, superando riscos y sumergiéndose entre frondosa vegetación. Se trata de una ruta de unos siete kilómetros.

El polvorín

Un recorrido peatonal interesante, aunque se inicie por carretera. En este caso vamos en dirección a Alcotas (en sentido contrario a Barracas). Ya en el extremo del municipio verás la señal que indica el polvorín y que lo sitúa a manos de tres kilómetros de distancia. A unos 600 metros comienza la senda, también anunciada en un diminuto cartel, que lleva hasta la antigua base de armamento.

El camino va ascendiendo, con tramos boscosos y otros despejados de arboleda. Aunque no aparezcan más señales hasta el lugar, no tiene pérdida. Una vez allí, solitario, podemos entrar por una de las dos puertas de esta instalación de la Guerra Civil, en un frente en el que la lucha resultó larga y enconada, y salir por la otra. No existe luz interior, ni señales ilustrativas, aunque el lugar se halla perfectamente conservado. Únicamente un cartel exterior que explica en qué consistía esta especie de refugio de unos 16 metros de extensión. Fuera, a escasos metros, queda el perímetro de lo que fue una caseta de vigilancia.

El casco urbano

El pueblo tiene su encanto montañés, rural. Lo cruzan la Travesía Mayor y su prolongación, la calle Colón. En ella se encuentra la única tienda de alimentación que hace también las veces de panadería y sus tres bares, cada con uno con sus respectivas terrazas. También se puede contemplar los soportales del actual ayuntamiento, que en sus orígenes, en el Medievo tardío, ejerció de lonja como enclave comercial y que en la actualidad constituye uno de sus principales encantos, junto a la plaza Rey Don Jaime, con su enorme fuente, donde se instala el mercado ambulante de los sábados, y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles.

En paralelo a la calle principal, con sus dos nombres, que sirve de entrada y salida de vehículos del municipio, se desata un lazo de callejuelas, de entre las cuales destaca la del castillo. En parte porque desemboca en los vestigios de la antigua fortaleza, cuyo mayor encanto resulta la panorámica que ofrece, porque quedan poco más que algunos muros exteriores, y en parte también por las diminutas callejuelas que emergen de ella. Alguna de ellas da para pasar una persona con los brazos pegados. Si los estira, posiblemente no podrá.

 Artículo que me ha publicado también www.soloqueremosviajar.com


Puedes leerlo esa web de viajes pinchando este enlace

miércoles, 24 de marzo de 2021

martes, 16 de febrero de 2021

Debates en 7televalencia e Intereconomía

 El miércoles 10 de febrero analizamos en 7televalencia la situación política en la Comunidad Valenciana y las decisiones adoptadas respecto a la pandemia



Puedes ver y escuchar la tertulia completa pinchando este enlace


Y en Inter café de Intereconomía, el pasado viernes y hoy he intervenido brevemente, en el tramo final del programa, para hablar de la actualidad política valenciana.

Puedes escuchar el programa del viernes 12 pinchando este enlace

Puedes escuchar el programa de hoy pinchando este enlace



lunes, 1 de febrero de 2021

La ciudad de la luz y Esclave (Esdiario, EPDA)

 En mi último Esclave en EsdiarioCV analizo los cambios de criterio de la vicepresidenta en cuanto a las restricciones a la ciudadanía.

El cambio de discurso de Oltra: de la responsabilidad individual al maternalismo de restricciones


En El Periódico de Aquí analizo la triste metamorfosis experimentada por Valencia




jueves, 28 de enero de 2021

Debate sobre la investidura de Joe Biden

El pasado 22 de enero tuve ocasión de participar en un debate telemático sobre la investidura de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos en el que analizamos qué puede suponer.




Lo organizó la Asociación Valenciana de Consultores de Imagen Pública (Avacip) y puedes verlo y escucharlo íntegramente pinchando este enlace

martes, 12 de enero de 2021

Benidorm en invierno y en pandemia (SQV)

 


Benidorm evoca sol, playas repletas de gente, turistas británicos por doquier, fiesta, diversión, verano... En cualquier año hasta el pasado 2019. No obstante, esta suerte de Meca del turismo español tiene encantos de sobra conocidos y otros por descubrir para el común de los visitantes. Y un invierno de pandemia, con frío y escasos turistas, puede ser una ocasión propicia para ello. Sí, porque Benidorm, en los meses más gélidos del año, también puede mostrar unas cualidades que se saborean de manera más relajada. Y así lo hicimos.


Nuestro hotel, Corona del Mar, está casi en primera línea de la playa de Poniente, muy cerca del puerto. Pocos establecimientos hoteleros se han mantenido abiertos este año en temporada baja. Después del desayuno, paseamos por el casco antiguo, con los villancicos de Navidad de fondo, para desembocar en la playa de Levante. Desde allí subimos al denominado Mirador del Mediterráneo, situado entre ambas grandes playas y sobre la diminuta Mal Pas. Si no te fijas, no la ves, y te pierdes un espacio tan diminuto como singular.
La panorámica es más sabrosa unos metros más hacia arriba, desde al antiguo castillo, con sus cañones cruzados que sirven de antesala. De esta atalaya queda poco más que las vistas, porque lo que fue quedó destruido en el siglo XIX.
De allí tenemos muy cerca la iglesia de San Joaquín y Santa Ana, que guarda la muy venerada imagen de la Virgen del Sufragio, que se salvó del incendio del barco sin tripulación que llegó hasta la costa de Benidorm. Aquel suceso ocurrió en 1740. Ahora es la patrona del municipio, representada por esta singular imagen casi bicéfala, con la Virgen y la cabecita del niño Jesús emergiendo junto al rostro de su madre. Se halla nada más entrar en la iglesia, en una capilla situada a su izquierda.
Descendemos por la escalera casi de caracol que acaba desembocando junto al puerto, donde algún propietario de embarcación acicala la suya mientras las casetas de venta de billetes a la isla de los Periodistas o a Tabarca están cerradas hasta mejor ocasión. 
Nos desplazamos hasta la calle Filipinas. Muy cerca, en una amplia explanada al lado del hotel Pueblo (de ahí su nombre) cada domingo se instala el mercado Benidorm Pueblo. Un bullicioso (estos meses pandémicos, mucho menos) batiburrillo de puestos ambulantes que venden todo tipo de prendas de vestir personas y aparatos tecnológicos, con algún bar intercalado. Abre de 8 a 14 horas más o menos.
Desde allí, en este Benidorm invernal en el que apenas hay tráfico que ralentice los desplazamientos, nos encaminamos hacia el lado contrario, al extremo de la playa de Poniente, más allá del ahora cerrado hotel Bali.
Subimos hasta el denominado Tossal de la Cala, donde las tropas del general Sertorio, rebelado contra la omnipotente Roma, construyeron un fortín hace casi 2.000 años desde el que se contempla una amplia perspectiva del mar.
Ascendemos en solitario la empinada rampa del Tossal, que parte de la ermita de la Virgen del Mar. Doble curva recorriendo lo que fueron las habitaciones de los denominados contubernio romanos para alcanzar la cima, ya superados los restos de muralla, y contemplar una perspectiva completa de la bahía de Benidorm, de todas sus playas, e incluso, detrás, la sierra de Bernia o el Puig Campana. La mejor vista posible. O la más completa.
Descendemos y nos desplazamos a comer a la cercana Altea, a la plaza que circunda la iglesia parroquial Nuestra Señora del Consuelo. En el bar La Plaça nos insisten, sin ningún miramiento, en que está la cocina ya cerrada, por lo que nos movemos a la limítrofe pizzería Little Italy, que te ofrece garantías de buenas vistas y comida de cierta calidad.
Paseo por las callejuelas del característico blanco impoluto de Altea, tranquilas en esta época invernal, y regreso a Benidorm. Un poco de tránsito por el paseo marítimo, en dirección al puerto, pasando junto al columpio con forma de navío que recuerda el que trajo la imagen de la Virgen del Sufragio, y retorno al hotel para cenar. 
La tarde anterior el recorrido había sido a través de la playa de Poniente en dirección al Tossal, por todo el tramo del paseo marítimo, con la mayoría de locales cerrados en sábado tarde, hasta que el citado paseo se bifurca y la parte inferior, la que pasa junto a la arena de la playa, se convierte casi en una acera más. La sensación de pasear por la costa en invierno, de noche, con el viento de cara, siempre adquiere una sensación especial, con cierto tinte de dramatismo o de nostalgia. No tiene nada que ver con pasear una noche de verano que ha vencido ya la torridez del día y que caminar por la calle supone un alivio. Más bien ocurre lo contrario, aunque no por ello ha de resultar desapacible. Eso sí, has de darle cierta velocidad a tus pasos para no quedarte aterido de frío.

Villalonga

Tiene poco que ver con Benidorm, pero desde Valencia hasta la turística ciudad alicantina la población de Villalonga (o Vilallonga, en valenciano) está prácticamente a mitad de camino, y enlaza, una vez emprendido el camino que sale desde detrás del instituto y continuado unos dos kilómetros, con la amplia senda de lo que se conoce como Circo de la Safor. Andamos unos 40 minutos por ella, contemplando una cascada del Serpis, llegando a la bifucarción por un tramo de camino de Santiago y un descenso hasta el lecho del río, entre rocas y frente a antiguas naves de fábricas abandonadas hace demasiado tiempo. El camino prácticamente desaparece por este tramo, con un enorme arbusto caído que lo bloquea. Estamos rodeados de montañas, disfrutando de los sonidos y olores propios de estos parajes. Sin alteraciones. Retornamos al coche, aparcado en la explanada que deja una antigua cantera.

Iglesia ortodoxa en Altea

Y también en la carretera de regreso de Benidorm a Valencia, pero todavía en la comarca alicantina de la Marina, se puede contemplar una espectacular iglesia ortodoxa, en el entorno de la urbanización Altea Hills, entre la citada localidad de Altea y Calpe. Desde la autovía, si se mira hacia la playa, posiblemente pueda vislumbrarse alguna de sus cúpulas doradas sobre una imponente construcción de madera. Pertenece al mismísimo patriarcado de Moscú y fue construida con materiales traídos desde Rusia. La de San Miguel Arcángel constituye la réplica valenciana de una homóloga rusa del siglo XVII. La primera piedra fue colocada hace ya prácticamente dos décadas, a modo de comienzo del templo iniciático en España de la Iglesia ortodoxa rusa.



Artículo que me ha publicado la web de viajes www.soloqueremosviajar.com


martes, 1 de diciembre de 2020

Las reliquias que guarda la catedral de Valencia (SQV)

 Además del Santo Cáliz, que hasta octubre de 2021 celebra su año jubilar, la catedral de Valencia guarda otras reliquias que llegan a ser, según sus referencias, coetáneas de la copa sagrada.

En este artículo que me publica www.soloqueremosviajar.com repaso algunas de las más interesantes


Astillas de la Cruz, camisa de Jesús...reliquias de la catedral de Valencia (además del Grial)




jueves, 5 de noviembre de 2020

El legado literario y viajero de Javier M. Reverte

 Empezaban a alargarse los días de marzo. Yo, después de una operación en la rótula que me postró escayolado 25 días, podía dar mis primeros paseos con muletas. En uno los iniciales me encaminé hacia la biblioteca municipal de la plaza de Maguncia, en Valencia. Comencé a rebuscar en las estanterías y me topé con El sueño de África. Me llamó la atención la imagen femenina saltando descalza sobre un fondo policromático de mar en encrespado oleaje.

Miré el nombre del autor: Javier Reverte. No me sonaba. Leí la contraportada y decidí sentarme en una de las sillas de la biblioteca, apoyar el libro sobre una mesa y empezar a leer. Pronto me conquistó la capacidad del autor para sumirte en la dinámica de las dos historias paralelas que narraba y que constituía su signo de identidad: la suya y la de los personajes históricos que le antecedieron en los lugares que pisaba.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Espectáculo y emoción en las elecciones de USA

 El pasado martes dedicamos una tertulia especial en 7televalencia a hablar sobre las elecciones en Estados Unidos de América el mismo día de la jornada electoral.

Presentados y moderados por Sylvia Costa, participamos el sociólogo Joan Gonçales, el consultor político Álvaro Ortuño y el autor de este blog.


Puedes escuchar el programa completo pinchando este enlace


Y hoy miércoles 4, en Inter Café, de Intereconomía Radio, también hemos hablado de las elecciones.


Puedes escucharnos sobre el minuto 40 de programa pinchando este enlace

lunes, 2 de noviembre de 2020

Mis cinco paseos favoritos por Cullera

 

Cullera, uno de los municipios más visitados del litoral de la provincia de Valencia, atesora múltiples encantos. Algunos resultan más visibles, pero otros necesitan de un recorrido intenso para alcanzarlos y disfrutarlos. El término municipal dispone de playas, montaña, castillo, cascadas, río, lago y un largo etcétera de lugares por descubrir y visitar. Vamos a recomendar cinco rutas apropiadas para senderistas y corredores que aspiran a saborear Cullera con un largo paseo o con un buen entrenamiento de marcha ligera.

Playa de San Antonio: desde el espigón del Xúquer al hotel Sicania

Es, sin duda, uno de los recorridos más transitados por quienes optan por pisar la arena y sentir el arrullo de las olas. Podemos empezar por el punto intermedio del Oasis, a la altura de la fuente, y desde allí, ya por la orilla, dirigirnos, por ejemplo, hacia el espigón. Los primeros metros, sobre todo en temporada alta, suelen estar muy transitados, pero poco a poco iremos disponiendo de más espacio hasta que nuestros pies alcancen la base del espigón. Entonces desandamos y continuamos más allá de esa equidistancia del Oasis para llegar hasta el espigón ubicado frente al hotel Sicania, con ese giro que marca la arena. Ida y vuelta desde un lado a otro puede alcanzar la hora y media. Quien esté más animado siempre puede seguir hacia el Racó.

Ascenso al centro meteorológico

Posiblemente uno de los recorridos más intensos por Cullera. Justo frente a la iglesia de San Antonio arranca el ascenso hacia el castillo. Lo tomamos hasta que, después de varias curvas pronunciadas, nos plantamos en la encrucijada de caminos. Por la derecha se va hacia el centro meteorológico; por la izquierda, hacia el castillo. Mi recomendación consiste en, si nos sentimos con fuerzas, hacer ambos. Da igual el orden.

La subida hacia el centro meteorológico resulta mucho más pronunciada, pero la preciosa panorámica de la que vamos disfrutando la hace llevadera. El tramo final, a los pies del citado centro, es el que tiene más desnivel. Nada que unas piernas medianamente entrenadas no puedan superar. Y, desde allí, respiramos y contemplamos hacia un lado las playas de Cullera y, hacia el otro, los arrozales de Sueca.

Si estamos muy animados, montaña a través podemos llegar hasta el faro. Yo suelo optar por desandar el camino, volver a la encrucijada (también podríamos ir por sendas de montaña) y subir hacia el castillo. Este último ascenso nos resultará, comparado con el anterior, un tranquilo paseo. Por cierto, este recorrido relatado suele ser bastante frecuentado por ciclistas. La bajada desde el centro meteorológico hace sus delicias. Todo este recorrido, con los hitos del castillo y punto de análisis de la meteorología, puede durar casi un par de horas. La intensidad es alta, aunque insisto en las que vistas merecen el esfuerzo.

L´Estany de Cullera

Cruzamos el puente de la Bega y giramos hacia la izquierda, rumbo a la desembocadura del Xúquer. Iremos por el arcén de la carretera hasta que más o menos a un kilómetro de distancia desde el puente veamos una entrada. Nos pueden ir guiando las señales de Casa Salvador o de Picanterra, porque, indirectamente, se convierten en nuestro destino. Paseamos entre casonas, campos cultivados y, finalmente, la zona de la playa del Marenyent.

Seguiremos, siempre en dirección hacia los restaurantes aludidos y, una vez lleguemos hasta estos, los atravesaremos para asomarnos al lago o los bordearemos. Allí, una estrecha senda de madera nos permite detenernos para observar a los pescadores, contemplar las tranquilas aguas lacustres o escuchar el bucólico canto de los pájaros. Después podemos volver por la torre del Marenyet, junto al Xúquer, y apareceremos de nuevo bajo el puente de la Bega. Más o menos dos horas y media a buen ritmo

Los collados

Esta es una de mis rutas preferidas para correr porque bordea toda la montaña de Cullera. Podemos salir, por ejemplo, desde el edificio Ferrobús. Llegamos hasta el final del paseo marítimo y, a la altura del hotel Sicania, subimos hasta el camino de asfalto que bordea las playas del Racó, Los Olivos… Seguimos junto a la cueva del Dragut, el faro y descendemos hacia el Dosel. No lo tocaremos, porque empalmaremos con la carretera, aunque iremos por el lateral izquierdo, con la franja costera de espaldas.

Ahí tenemos un amplio arcén que nos permitirá pasear tranquilamente y escoger si optamos por retornar por el camino del primer, segundo o tercer collado. Entre optar por la primera o la tercera opción puede haber unos 30-40 minutos de diferencia en el recorrido total que, corriendo, puede conllevar hora y media. Volvemos entre campos de arroz, vista de ermitas, parque Aquasol o club de tenis, depende de por dónde vayamos. Llegaremos hasta el cementerio. Si justo antes de pasar por él enfilamos por la senda de la montaña que lo bordea subiremos hasta el castillo. Pero en este caso continuamos para adentrarnos en el casco urbano por el Raval. Desde allí hacia el centro, el mercado y encaramos de nuevo rumbo a la línea de playa.

Descubrir el azud

Una ruta tan preciosa como desconocida. Atravesamos el puente de la Bega, pero en lugar de torcer hacia la izquierda, en dirección a la desembocadura, enfilamos en sentido contrario. Es decir, remontamos el río Xúquer. Vamos por la orilla, junto a la cooperativa. Transitamos por un camino que transmite la sensación de cierto abandono, con poco tráfico. Veremos, eso sí, cada vez a más pescadores en pequeños habitáculos, semiocultos junto al río.

Continuamos, siempre sin separarnos del cauce. Pasamos por debajo de dos puentes, por unos arcos por los que cabe un vehículo y poco más. Empezamos a ver señales de diferentes caminos rurales, pero no perdemos la senda paralela al río. Contemplamos una casa con un enorme reloj de sol en su fachada. Y, más o menos a esa altura, si nos adentramos hacia la derecha, en el sentido del cauce del río, observaremos uno de los mayores encantos de Cullera: el azud de la Marquesa, una pequeña cascada de alrededor de un centenar de metros de anchura y de menos media decena de caída que, con bastante equilibrio y un calzado adecuado, es posible atravesar. No hace falta tanto para disfrutarlo. Basta quedarse contemplando durante el tiempo que se desee. En plena tranquilidad, porque no suele haber casi nadie en este lugar. Tan solo algunos silenciosos pescadores.



Este artículo lo he publicado en la web www.soloqueremosviajar.com, como puedes leer pinchando este enlace