Rostros distintos y, si resulta posible, que no rebasen los
30 años. Las formaciones juveniles de los principales partidos han tratado de
hacer valer este criterio en la confección de candidaturas. No lo han logrado
en todos los casos que hubieran deseado, pero sí que han surtido a sus
formaciones matrices de un nutrido elenco de neopolíticos baqueteados en las
aulas e ilusionados con su faceta pública.