Ya no se trata de estar a la última en redes sociales, internet o aplicaciones de móvil. La clave para superar el día a día consiste en mantener el ritmo trepidante, en no quedarse atrás. Y en hacerlo con cierta coherencia, sin enajenarse.Hace algunos días un ciclista barbilampiño atravesaba una céntrica calle peatonal de Valencia. Ante sí tenía a un adolescente que zigzagueaba mientras andaba enzarzado con su teléfono. Hastiado de no poder adelantar, el ciclista le increpó: “os está dejando tonto el Whatsapp”. Ni se enteró ni se inmutó el transeúnte. Seguía a lo suyo.
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