Su creador, Mevlana, la configuró como un viaje espiritual hacia la perfección. Comienza con la recitación de una letanía, luego, por este orden, con sonidos de tambor y faluta.
Después los semâzen o danzarines se saludan a la vez que caminan en círculo. A partir de ahí se despojan de su túnica negra y, con su blusón y faldas blancos, empiezan a girar sobre sí mismos, cual peonzas.
Se detienen para saludarse y continúan, siempre con mucho orden y tranquilidad, sin prisas.
La ceremonia concluye con una oración recitada en recuerdo de las almas de todos los profetas, mártires y, general, de la humanidad en su conjunto.
Sé como el río en generosidad y ayuda
Sé como el sol en ternura y misericordia
Sé como la noche cubriendo los defectos de los otros
Sé como un muerto en cólera e irritabilidad
Sé como la tierra en humildad y modestia
Sé como el mar en tolerancia
Sé visto como eres o sé como eres visto
La ceremonia no puede fotografiarse ni filmarse. En la foto de arriba se observa una maqueta del baile. Abajo, el caravasar de Capadocia donde puede contemplarse.
