Comparten el vuelco que la política ha dado a sus vidas. Han pasado de ejercer en una sombría segunda fila a convertirse en epicentro de responsabilidades y críticas. Asumen su nuevo rol con desgaste interno y externo aunque con la certeza –así lo repiten- de hacer aquello que consideran más correcto, pese a quien pese.
Carmen Jávega cumple nueve meses al frente del Ayuntamiento de Aldaia. Accedió al cargo después de 32 años de primeros ediles socialistas. Entró pisando fuerte, quizás demasiado para el gusto de algunos de los afectados, y adoptando determinaciones que han generado controversia. Por si no fuera suficiente debutar como gobernante de su municipio, Jávega también asumió la presidencia de la Mancomunidad de l´Horta Sud. Y sin apenas tiempo de baquetearse en ese cargo tuvo que dejarlo al incorporarla Alfonso Rus como diputada provincial. Menudo frenesí, que sobrelleva con una mezcla de dulzura perenne en el rostro y de capacidad para ejecutar decisiones sin que le tiemble un ápice el pulso.
 |
| ABC Comunidad Valenciana. Pág. 62 (23-03-2012) |
Coincide en esos y otros rasgos con María José Català, igualmente lanzada por el trampolín de la política. En sus primeros cuatro años de ejercicio público dirigió Torrent, el segundo municipio más populoso de la provincia de Valencia en dura pugna con Gandia, y frecuentó Madrid como diputada nacional. En su segundo mandato ha tenido que renunciar, ahora que ya dominaba la materia, a su alcaldía para asir las riendas de la compleja Conselleria de Educación, Formación y Empleo. En apenas un par de meses ha dejado su impronta de hábil negociadora que sonríe mientras azuza. Y gestiona, aunque ceñida en exceso al dramático sonsonete de los recortes.
Si los dos ejemplos anteriores corresponden a dirigentes del PP el tercero atañe a Compromís, y más en concreto a su primer y único diputado nacional, Joan Baldoví. Tras sostener durante cuatro años la alcaldía de Sueca en un alarde de prestidigitación política, con un tripartito, ha pasado de relegarse a primer teniente de alcalde del independiente Voro Campillo y a, casi a la vez, acaparar la voz de su formación en Madrid. De mero concejal local a parlamentario en el Congreso desde hace poco más de un trimestre.
Carpe diem
La política se asemeja a una trepidante montaña rusa. Los casos citados en esta columna andan en la fase de subida acelerada. Son los menos. Bastantes de sus colegas de profesión sufren la versión opuesta, la de caída libre. Como preconizaba el poeta romano Quinto Horacio, ´Carpe diem´.
