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| 20 minutos. Pág. 2 CV. 09-01-2013 |
Esta práctica consiste en inducir a otros
congéneres a comportarse de una manera determinada, a repetir una conducta. Los
publicistas expertos conocen los entresijos del mimetismo y el modo en que
funciona. Hace unos días contemplé un vídeo sobre una prueba al respecto. Un
cliente de una cafetería se sentaba de espaldas a la barra y de cara al resto
de mesas.
Sorprendía ver cómo cada vez que asía su
taza, la alzaba e ingería parte de su contenido, algún comensal situado frente
a él, en otra mesa, repetía miméticamente la acción. Otro experimento similar:
un mendicante llenó su vaso peticionario de billetes.
De manera automática,
quien se agachaba a entregarle limosna no se conformaba con depositar una moneda.
Se sentía obligado moralmente a dejar otro billete. Así la recaudación se
disparó.
Ambos casos me recordaron a nuestros
gobernantes, desde nacionales a locales. Por imitación enuncian el postulado “cuando
recortemos gasto empezará a crearse empleo”. Realmente no tiene lógica esta
premisa aunque, a base de repetirla, quieren que la mimeticemos y que nos la
creamos.
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