La escasez de dinero en las carteras de los ciudadanos y el
descrédito de los políticos en general provoca que los partidos tengan que
aguzar el ingenio para incrementar o no perder afiliados. El recorte de subvenciones
supone, además, que las cuotas de militantes adquieran, progresivamente, un
papel más relevante. Bajo estas premisas emerge todo un revoltijo de ideas.
El PSPV, al que la pérdida de votos ha acarreado una consiguiente
caída de ingresos por descenso de representación pública, pergeña la creación
de la denominada Oficina del Militante y barrunta descuentos familiares y una
fórmula similar al 2x1. En la actualidad sus afiliados abonan 45 euros
semestrales.