En las próximas elecciones la calle va a ser más ágora que
en las últimas décadas. Los partidos
políticos –arrastrados por los cambios sociales- están virando de los mítines
en lugares cerrados o los actos en sus sedes a conversar y escuchar a
ciudadanos en cafeterías, parques o incluso a domicilio, como ya hace el
alcalde de Burjassot, Rafael García.
Ha decaído la inquietud del votante por desplazarse a actos
de reafirmación de los candidatos. Ahora exige más y, como ocurre con la mayoría
de productos, quiere que sea el vendedor quien se acerque y le explique su
repertorio. Después, una vez discutidas las condiciones, ese ciudadano decidirá
si compra/vota o no y a qué marca/partido lo hace. Con los nuevos y emergentes grupos
políticos la competencia/oferta ha crecido.
También el nivel de demanda de los vecinos, cada vez más activos. En un
mercado electoral libre, prosperará el que comprenda mejor al consumidor y
atienda con más eficacia sus expectativas.
Columna publicada hoy en el diario 20 minutos
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