La incursión de la cadena independentista catalana en
tierras valencianas ha tenido un efecto revitalizador entre los partidos
autóctonos defensores de las raíces propias. Con celeridad, y auspiciados por
la Plataforma Valencianista, han fletado autobuses y coches rumbo a Vinaroz. No
han querido dejar sin respuesta esta intromisión de una reivindicación externa
en territorio de la Comunidad Valenciana.
Compartir una grave adversidad une casi tanto como afrontar
un enemigo común. Ambas circunstancias crean coaliciones variopintas y férreos
nexos. El afán independentista desatado por el Gobierno catalán está ayudando a
avivar el fuego valencianista. Además, en este caso con la afrenta incluida de
alargar la cadena hasta territorio externo.