Cientos de trabajadores de Canal 9 han comenzado a firmar
sus cartas de despido y a abandonar una empresa pública en la que han trabajado
durante cinco, diez o veinte años. Después de un bienio de agonía esperando el
instante maldito, han recogido sus utensilios particulares y han franqueado,
por última vez, una puerta por la que han entrado y salido en miles de
ocasiones.