Diario Levante-EMV (02-05-2016) |
La celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa nos
ayuda a reflexionar sobre la situación del periodismo. Lo convierte, aunque
quienes nos dedicamos a este oficio tratemos de huir de esa connotación, en noticia.
Este tres de mayo más si cabe porque Naciones Unidas, promotora de ese tipo de
reconocimientos, hace hincapié en la protección de la libertad de prensa frente
a la censura y al exceso de vigilancia y en la libertad de información como
fundamental y derecho humano. Por tanto, la realza en mayor medida.
Reporteros sin Fronteras (RSF) establece una clasificación
anual en función del margen de acción de los periodistas en cada país. Ese
elenco de 180 estados analizados lo cierran Corea del Norte y Eritrea. España,
en el lugar 34, no padece la situación de desamparo del periodismo que ocurre
en los dos países citados con anterioridad. No obstante, mantiene prácticas que
entran de lleno en “formas indirectas de presión sobre la prensa”, de las que
alertan tanto la ONU como RSF.
El principal y evidente obstáculo que cercena el ejercicio
del periodismo lo constituye el deterioro económico de la mayoría de empresas
del ámbito informativo, con el consiguiente despido de profesionales y
reducción de medios. La situación se ha
agravado por la carencia de acciones,
desde las instituciones públicas, para frenar esa pérdida de calidad
informativa que perjudica al conjunto de la sociedad. A ello se suman las
incontables trabas burocráticas y financieras que en España ha de superar
cualquier emprendedor, incluido quien se lanza a crear un medio de comunicación
de mayor o menor envergadura.