Ser demócrata, ser y sentirse (no basta con lo segundo) valenciano por encima de todo y no estar de acuerdo con el sistema actual. Así ha resumido Convencio Valencianista 2012 los criterios, o la declaración de intenciones, para formar parte de su movimiento. Eso y recibir una invitación por parte de los organizadores. De lo contrario resulta imposible participar en cónclaves como el que mantuvieron el pasado sábado en un hotel de la avenida del puerto de Valencia.
Entre la derecha convencional valencianista se extiende la pregunta de quién está detrás de esa colectividad. Un interrogante tópico cuando surge cualquier iniciativa y que forma parte de ese prejuzgar que siempre hay alguien orquestando cualquier maniobra. Alguien que quien profiere esa pregunta conozca, claro está.
Los organizadores escogieron un hotel de Valencia su primera cita |
En este caso Agustín Zacarés (nombre también de un casi perenne y carismático alcalde de Albal ya fallecido), el presidente de Convencio, insiste en una obviedad: lo conforman personas. Supongo que quiere referirse a que simplemente se trata de ciudadanos más o menos anónimos y, como define el propio manifiesto de este proyecto, “coherentes, conciliadores (que sumen y no resten) y con capacidad de abrir un camino alternativo”.
Un grupo de jóvenes ha asumido la rienda de ese movimiento. Lluis Gómez, por ejemplo, junto a Zacarés. Subrayan que no constituyen el embrión de un partido político, aunque sí reconocen que pueden desembocar en él. Que parten del respeto y, como insisten, de la conciliación. Este sustantivo y, sobre todo, su aplicación, resulta fundamental para el valencianismo conservador.
En las últimas décadas se ha hundido políticamente y en la actualidad no levanta cabeza precisamente por estar pendiente de rencillas sempiternas, por los reproches que continuamente marchitan sus reuniones. Por ello y por no saber llegar al votante, claro está. Como insisten los auspiciadores de Convencio, la única forma de resurgir consiste en “sumar y no restar”. En definitiva, en olvidar y partir de cero.
A su manera
Seguiremos la evolución de tentativas de estas y otras características (políticas, sociales, culturales…). Cualquier movimiento, sea del calibre que sea, que nazca desde la ilusión y el respeto merece una presunción de inocencia y de confianza. Al fin y al cabo Convencio parte de un grupo de personas que buscan implicarse en mejorar la sociedad. A su manera y desde su ideología, eso sí.
Columna publicada en diariocriticocv.com