La Navidad y sus semanas previas constituyen una época institucionalizada para incentivar la caridad y el apoyo a los congéneres. Además de la depravación comercial en la que a veces se convierten estas fechas, también tienen su encanto para activar conciencias, para recordarnos lo mucho que podemos hacer por los demás y que, por desgracia, no hacemos.


Víctor Manuel Moreno, infatigable y experimentado nadador, ha orquestado 12 horas seguidas de este deporte en Benetússer, entre los días 17 y 18 de diciembre, con el objetivo de que la pequeña Aitana, de nueve años, pueda ser operada con éxito de una cardiopatía congénita. Acepta donativos en dinero y tapones a cambio de bracear durante dos tandas de 15 minutos cada una en la piscina de esta localidad.
Cesta de Navidad
La Parroquia del Buen Pastor, en la calle Erudito Orellana de la ciudad del Miguelete, ha instado a sus feligreses a aportar aquello que buenamente puedan –desde una botella de vino hasta una tableta de turrón- para configurar pequeñas cestas con las que alegrar la Navidad a muchos vecinos que malviven en una miseria desconocida hasta ahora para ellos.
Irradiar felicidad
Me dejo por citar incontables actos. Trataré de recopilar más en los próximos días por la importancia que en todos ellos tiene la participación ciudadana. Se trata de que cada vecino aporte una reducida cantidad de dinero, tiempo o algún objeto alimenticio para, entre todos, conseguir irradiar un mínimo de felicidad. Así podremos comprobar que quien da es, en la práctica, quien más recibe. Una palabra o una sonrisa de agradecimiento suponen un magnífico regalo navideño.