La aventura de los pioneros, de quienes
dieron forma a un país. Por lo menos, desde los esquemas mentales de un
europeo. ´La canción de los maoríes´, la segunda parte de la trilogía de Sarah
Lark –pseudónimo utilizado por la verdadera autora, una alemana afincada en
España que prefiere conservar su anonimato- nos relata los pormenores de la
vida en la Isla Sur de Nueva Zelanda. De la Norte apenas nos llega una somera y
rápida descripción por el viaje que emprende William Martyn en su formación
como comerciante de máquinas de coser.
Si en la primera parte, ´En el país de la
nube blanca´, el protagonismo recaía en Gwyneira y Helen, dos británicas que se
embarcan rumbo a las antípodas decididas a afrontar un destino diferente al que
sus familias y su condición social habían marcado en Gran Bretaña, en ´La
canción de los maoríes´ toman el relevo sus nietas –la pelirroja Lainie o Elaine
(su nombre cambia según las circunstancias a las que se ve sometida) y Kura
maro tini, melómana insaciable transmisora de la cultura maorí.