Las cuitas precongresuales se dirimirán de pleno en enero.
En este caso entra en juego un nuevo factor: las ejecutivas provinciales. En
anteriores cónclaves las comarcas ratificaban y enviaban a sus delegados. Por
lo tanto, el poder estaba más disgregado y el aspirante tenía que buscar el
respaldo de cada una de ellas. No obstante, ahora cada provincia cerrará su
listado. Y en los puestos de máxima responsabilidad Alarte cuenta con torres y
alfiles.
Columna publicada en la página 68 de ABC Comunidad Valenciana |
Su estrategia de supervivencia se basa en convertir la
representación valenciana en determinante para escoger al futuro secretario general socialista. Para
ello buscará, desde el control de las provinciales, que sus escasos afines
copen la delegación. Si cumple ese objetivo y contribuye a decantar la balanza,
su figura quedará reforzada a nivel interno. Con ese impulso se presentaría al
congreso autonómico posterior.
Pretorianos socialistas
Por tanto, la elección de delegados valencianos adquiere una
enorme relevancia. Alarte y, sobre todo, sus pretorianos Bartolomé Nofuentes y
Víctor Sahuquillo, van a centrar su energía en controlar esa legación.
Mientras, escuchan como una letanía las críticas de sus numerosos candidatos a defenestradores
y observan con desprecio la frágil confluencia entre Mata y Romeu.
La sitiada Numancia
Saben que, aunque su oposición interna crece minuto a minuto
alimentada por las sucesivas debacles electorales, todavía conservan el dominio
de los puestos clave. A partir de ahí Alarte trata de cimentar su continuidad
en una resistencia numantina a la espera de que, quizás algún día, la Roma que
representa el PP de Fabra caiga y él esté ahí para aprovechar el momento.
Aunque casi todas sus tropas hayan sucumbido por el camino. Arriesgada apuesta.
Hasta los heroicos habitantes de la sitiada Numancia acabaron pereciendo o
esclavizados.