Hace apenas una década su halo de barrio castizo de Valencia
parecía marchitarse. Ciertos brotes de delincuencia y una mezcolanza que no
acababa de cuajar, en algunas calles, entre inmigrantes y autóctonos, había
denigrado esta céntrica zona urbana.
No obstante, ha rebrotado con vigor de ese decaimiento. Ruzafa
atrae ahora por igual a alternativos, hipsters –pijos barbudos, si
simplificamos en exceso- o británicos. La gastronomía florece en variopintos restaurantes
de múltiples especialidades que abarrotan las aceras, convertidas en terrazas
culinarias. Sitiado por las grandes vías de Germanías, Antiguo Reino y Peris y
Valero, el barrio se ha convertido en el
epicentro del bullicio intelectual valenciano (con permiso del Carmen).
Exposiciones libreras, pictóricas dentro de hogares abiertos
al público, jornadas con platos gourmet en el mercado,…, un sinfín de
actividades ameniza cada semana la vida en esta alegre y cosmopolita barriada valenciana.
Columna publicada en el diario 20 minutos.
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