Empezamos el nuevo año sumidos en una vorágine de juicios por presunto desvío de fondos, cohecho impropio y utilización fraudulenta de dinero que salpican a cargos públicos y pseudopúblicos, como es este último el caso de Iñaki Urdangarín. Por desgracia para la imagen de la Comunidad Valenciana, las sociedades Emarsa y Noós y el apellido Tomás, el del sastre reconvertido a diseñador de moda, resultan plenamente reconocibles por el ciudadano de a pie no precisamente por cuestiones relativas a buena gestión o a creación de empleo.
Total, que iniciamos un 2012 enfangados en un desprestigio de los políticos y de la Corona, con cinco millones de españoles sin trabajo y con la autonomía valenciana situada entre las diez regiones de Europa con mayor tasa de desempleo. Con este panorama, ¿qué nos espera? Si apostamos por afirmar que 2011 no puede ser peor que 2012, ¿acertaremos? Quizás mejor no arriesgarse visto que cada año que ha transcurrido desde 2008 ha resultado más nefasto que su antecesor.
A gobernar
En todo caso, sí que mejoramos en cuanto a tranquilidad electoral y a que nuestros políticos se centren ya en lo que les corresponde: gobernar con eficiencia para sacarnos del sumidero económico en el que hemos caído. Después de un 2011 plagado de elecciones, en teoría hasta 2014 no viviremos (descontando las votaciones a la Junta de Andalucía o para decidir el próximo morador del palacio vitoriano de Ajuria Enea) otro proceso electoral que afecte a toda España. Me refiero a las europeas.
Por tanto, nos adentramos en un año 2012 en el que la situación económica primará sobre cualquier otro aspecto o faceta. La valoración de las agencias norteamericanas especializadas en sacarnos los colores o en devastar nuestra moral nacional con sus letras de calificación tendrá más importancia si cabe. No obstante, ante todo, el futuro se centrará en los datos mensuales del paro que proporciona el Ministerio de Trabajo y de la Encuesta de Población Activa (EPA) de cada trimestre. Esas gélidas frías mostrarán si España se está recuperando o si se sigue hundiendo.
Optimismo
En cualquier caso, y como siempre que empieza un año, hemos de afrontar nuestro camino con optimismo y esperanza, con el deseo de que nuestra situación personal y colectiva mejore. Únicamente partiendo de esta base podemos aspirar a superar las adversidades. Por tanto, mucho ánimo y buena suerte a todos.
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