El día menos pensado. Sí, ese en el que los recuerdos se difuminan y una nebulosa sustituye a la memoria. También es el título del libro redactado por Alberto Gimeno subtitulado con la frase ´un viaje al corazón del alzheimer´. Este autor valenciano relata la experiencia de convivir con un familiar directo que ya no te reconoce y cuyos comportamientos tampoco tú identificas con aquellos que le marcaron en el pasado.
Gimeno intenta, en su libro, transmitir sus vivencias y hacer comprender al lector, tanto si ha padecido una circunstancia similar como si la desconoce por completo, cómo se le desgarra el corazón a quien lo vive. Trata, como él mismo explica, de “hacer llegar mi narración a quienes padecen y padecieron la experiencia brutal de ir perdiendo en vida todo cuanto significó la vida anterior de sus seres queridos”. Y lo hace “para que se sientan comprendidos en el más amplio sentido del significado de la palabra”.
La Federación de Asociaciones Valencianas de Amigos y Familiares de Enfermos de Alzheimer, especializada en promover el voluntariado, formar a cuidadores, divulgar la enfermedad y un largo etcétera de actividades, apadrina la presentación del libro. Es más, lo considera una herramienta de autoayuda.
También la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV) participará en esa presentación. De hecho Yolanda Damià, socio fundadora, será quien introduzca el libro públicamente el viernes día 20, a las 11 horas, en la Diputación de Valencia. La entidad periodística defiende la importancia del profesional formado y cualificado como pilar ciudadano. Por ese motivo está siempre dispuesta a la interrelación con todos aquellos colectivos que aportan su grano o montaña de arena a la sociedad. La diputada de Bienestar Social, Amparo Mora, intervendrá en este acto.
La diputada Amparo Mora promueve el libro. Foto: Elperiodic.com |
Iniciativas como la de Alberto Gimeno permiten acercarnos y tratar de comprender una de esas enfermedades ante las que la sociedad, o los ciudadanos en general, prefieren dar la espalda, girarse y hacer su vida. Por desgracia, no resulta tan sencillo. No lo es ni para quien la sufre ni para las personas que se ocupan de ese congénere que, por momentos o de manera cada vez más habitual, ya no les reconoce.
Enhorabuena al autor por su iniciativa y mucho ánimo a las incontables familias que batallan día a día, con todo el desgarro de su corazón, por devolver, en silencio, todo el amor que les dio esa persona a la que el alzheimer marchita día a día.
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