Los dos grupos minoritarios de la oposición del Ayuntamiento
de Valencia (Compromís y EU) han abogado por la supresión de los coches
oficiales para los concejales y el uso de transporte colectivo. La propuesta
tiene su lógica no tanto por el ahorro que supondría aplicar esa medida para el
peculio valenciano (que algo conseguiría) sino por el gesto que supondría de
cara al ciudadano. Significaría, en la práctica, que todos tenemos los mismos
derechos y hemos de apretar con la misma exigencia nuestra economía.
Foto elrincondelautobus.es |
Valencia no puede equipararse a Nueva York, ni tan siquiera
a Madrid. En una ciudad que ronda los 800.000 habitantes y en la que puedes,
paseando a ritmo rápido, transitar de un extremo a otro en apenas dos horas,
los ediles –tanto del equipo de gobierno como de la oposición- pueden acudir
perfectamente a cualquier acto, ya se trate de inauguración, reunión o del tipo
que sea, a pie, en metro o en autobús. Las dimensiones urbanas lo permiten a la
perfección sin excesiva pérdida de tiempo. De hecho, esos recorridos forman
parte del día a día asumido por decenas de miles de vecinos. ¿Por qué no por
nuestros cargos públicos?
Además, tendría un valor pedagógico enorme. Les permitiría,
sostenidos de un asa del autobús de turno de la Empresa Municipal de Transporte
(EMT), compartir estrujamientos con sus conciudadanos, escuchar sus quejas
cotidianas y cronometrar atascos, demoras y el largo etcétera de pequeños
incidentes de cualquier itinerario urbano.
Foto metrovalencia.org |
Del mismo modo les brindaría la posibilidad de tomar nota de
las frecuencias exactas del metro, de comprobar sus subidas constantes de
tarifa (al igual que las de la EMT, por cierto) o de sentir la impotencia de no
encontrar a alguien en las taquillas de muchas estaciones a quien preguntar
dudas.
En definitiva, ¿por
qué desaprovechar esta oportunidad para conocer mejor la ciudad a la que
dedican su trabajo cotidiano? En el caso de un conseller que ha de recorrer la
Comunidad Valenciana tiene su razón de ser que disponga de coche oficial por la
magnitud de kilómetros a transitar. No obstante, en aquello que respecta a un
concejal de Valencia carece, máxime en la actual coyuntura económica, de
sentido y de sensibilidad.