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lunes, 3 de septiembre de 2012

Cargos públicos en transporte...público


Los dos grupos minoritarios de la oposición del Ayuntamiento de Valencia (Compromís y EU) han abogado por la supresión de los coches oficiales para los concejales y el uso de transporte colectivo. La propuesta tiene su lógica no tanto por el ahorro que supondría aplicar esa medida para el peculio valenciano (que algo conseguiría) sino por el gesto que supondría de cara al ciudadano. Significaría, en la práctica, que todos tenemos los mismos derechos y hemos de apretar con la misma exigencia nuestra economía.

Foto elrincondelautobus.es
Valencia no puede equipararse a Nueva York, ni tan siquiera a Madrid. En una ciudad que ronda los 800.000 habitantes y en la que puedes, paseando a ritmo rápido, transitar de un extremo a otro en apenas dos horas, los ediles –tanto del equipo de gobierno como de la oposición- pueden acudir perfectamente a cualquier acto, ya se trate de inauguración, reunión o del tipo que sea, a pie, en metro o en autobús. Las dimensiones urbanas lo permiten a la perfección sin excesiva pérdida de tiempo. De hecho, esos recorridos forman parte del día a día asumido por decenas de miles de vecinos. ¿Por qué no por nuestros cargos públicos?

Además, tendría un valor pedagógico enorme. Les permitiría, sostenidos de un asa del autobús de turno de la Empresa Municipal de Transporte (EMT), compartir estrujamientos con sus conciudadanos, escuchar sus quejas cotidianas y cronometrar atascos, demoras y el largo etcétera de pequeños incidentes de cualquier itinerario urbano.
Foto metrovalencia.org
Del mismo modo les brindaría la posibilidad de tomar nota de las frecuencias exactas del metro, de comprobar sus subidas constantes de tarifa (al igual que las de la EMT, por cierto) o de sentir la impotencia de no encontrar a alguien en las taquillas de muchas estaciones a quien preguntar dudas.
En  definitiva, ¿por qué desaprovechar esta oportunidad para conocer mejor la ciudad a la que dedican su trabajo cotidiano? En el caso de un conseller que ha de recorrer la Comunidad Valenciana tiene su razón de ser que disponga de coche oficial por la magnitud de kilómetros a transitar. No obstante, en aquello que respecta a un concejal de Valencia carece, máxime en la actual coyuntura económica, de sentido y de sensibilidad.



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