Lorca ha sabido restañar las heridas existenciales que le
infligió el devastador terremoto de mayo de 2011. La ciudad, tercera en población
de la Región de Murcia, trata de emular a grandes urbes como San Francisco o
Lima, que, tras soportar temblores que resquebrajaron toda su fisonomía,
volvieron a levantarse con más vigor si cabe. En el caso de la localidad del
río Guadalentín, la cercanía temporal de
la sacudida sísmica provoca que todavía le quede un largo trecho por recorrer.
Recuperarse y adaptarse al riesgo. La capacidad para
conjugar ambas acciones la ejemplifica el castillo, y más en concreto el
parador que despunta en su interior. Cuando sobrevino el referido terremoto, se
hallaba a escasos meses de inaugurarse tras una obra faraónica de
rehabilitación. El movimiento que los griegos clásicos atribuían al dios Poseidón
obligó a reconsiderar todo el proyecto. Ahora muestra un ostentoso y hermético sostén
de vigas de hierro que le permite resistir mejor los avatares sísmicos. Curiosa
su silueta con forma de cubo recubierta del citado armazón férreo.