20 minutos. Pág. 2 (15-07-2015) |
Sobre las ocho de la mañana inician su andadura urbana. Lo
hacen arrastrando un carro de supermercado repleto de enseres y acompañados por
un diminuto y silencioso perro. Los avatares del destino han querido que en
lugar de disfrutar de una cómoda jubilación ambos tengan que ganarse su
sustento diario. Se separan en el centro de Valencia. Ella convierte en su
hogar provisional una extensa esquina de calle y comienza a tocar su acordeón.
Así transcurre el día. Entre acordes, pausas, sonrisas regaladas y deseos de
buena suerte a quien contribuye a fomentar su arte con algún donativo.
Él, instalado a unos cientos de metros, obsequia también con
armonía musical a los viandantes, aunque en este caso procedente de un elegante
violín. Le acompaña el tercer miembro de la familia, el can. Ven pasar la vida.
Observan cómo se despierta y cómo se adormece la ciudad. Y la acompasan con su
música. Discretos. Alegres.
Columna publicada hoy en el diario 20 minutos
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