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sábado, 3 de diciembre de 2011

La Numancia de Alarte (ABC)

“Estoy muy tranquilo”. Con rostro hierático Jorge Alarte, el secretario general del PSPV, responde de manera escueta al preguntarle por las convulsiones y oposiciones en su partido. Insiste en que no teme la presión creciente de sus principales detractores públicos, Francesc Romeu y Manuel Mata. La primera prueba que demostrará la credibilidad de esa afirmación consistirá en la elección de delegados para el congreso socialista en el que su partido elegirá nuevo líder nacional.
Las cuitas precongresuales se dirimirán de pleno en enero. En este caso entra en juego un nuevo factor: las ejecutivas provinciales. En anteriores cónclaves las comarcas ratificaban y enviaban a sus delegados. Por lo tanto, el poder estaba más disgregado y el aspirante tenía que buscar el respaldo de cada una de ellas. No obstante, ahora cada provincia cerrará su listado. Y en los puestos de máxima responsabilidad Alarte cuenta con torres y alfiles.
Columna publicada en la página 68 de ABC Comunidad Valenciana
Su estrategia de supervivencia se basa en convertir la representación valenciana en determinante para escoger al  futuro secretario general socialista. Para ello buscará, desde el control de las provinciales, que sus escasos afines copen la delegación. Si cumple ese objetivo y contribuye a decantar la balanza, su figura quedará reforzada a nivel interno. Con ese impulso se presentaría al congreso autonómico posterior.

Pretorianos socialistas
Por tanto, la elección de delegados valencianos adquiere una enorme relevancia. Alarte y, sobre todo, sus pretorianos Bartolomé Nofuentes y Víctor Sahuquillo, van a centrar su energía en controlar esa legación. Mientras, escuchan como una letanía las críticas de sus numerosos candidatos a defenestradores y observan con desprecio la frágil confluencia entre Mata y Romeu. 

La sitiada Numancia
Saben que, aunque su oposición interna crece minuto a minuto alimentada por las sucesivas debacles electorales, todavía conservan el dominio de los puestos clave. A partir de ahí Alarte trata de cimentar su continuidad en una resistencia numantina a la espera de que, quizás algún día, la Roma que representa el PP de Fabra caiga y él esté ahí para aprovechar el momento. Aunque casi todas sus tropas hayan sucumbido por el camino. Arriesgada apuesta. Hasta los heroicos habitantes de la sitiada Numancia acabaron pereciendo o esclavizados.