-Alojamiento en Secret Rhome, en la calle Largo di Fiorentini, muy cerca del corso Julia y a unos quince minutos de El Vaticano. Simplemente funcional. Llegada pasada la media noche después de vuelo de Ryanair con una hora y media de retraso. La segunda vez que sufro esta situación (en la anterior la demora fue de dos horas) en poco más de una semana con la misma compañía aérea. Se agradecería una disculpa en el vuelo (lleno y acalorado) que nunca llegó.
-Visitas guiada con la plataforma Guru Wulk para pasear por
la Roma más clásica. El guía estaba más interesado en recalcarnos todo lo que
íbamos a aprender con él que en responder a preguntas de las que desconocía su
respuesta. Lo dejamos a medio recorrido previo pago de una cantidad por su
trabajo y devolución de cascos.
-Impresionante siempre la columna de Trajano, junto a su
foro, cerca del de Julio César y con la panorámica cercana del arco de Tito y, por
supuesto, del Coliseo.
-Buscamos, por recomendación, l´Antica Birreria Peroni para comer. La larga cola en la entrada nos desanima. Como alternativa cercana encontramos l´Antica pizzeria di Trevi. Deliciosas pizzas a un coste de entre 12 y 16 euros por unidad. Parecen enormes pero al tener la masa fina se ingieren rápido.
-Segunda recomendación, también con cola (algo a lo que te
acostumbras progresivamente en los lugares gastronómicos más sugeridos de
Roma), a la que acudimos: Gelateria la Romana, muy cerca de la siempre animada
piazza Navona. Helados sabrosos aunque no compensa los alrededor de 15 minutos
de espera. A 3 euros el cucurucho o vaso pequeño y 3,5 el mediano.
-Visita imprescindible al Panteón de Agripa. No deja de impresionar situarse debajo del óculo y mirar hacia arriba. Ni colocarse junto a las tumbas de Rafael (más de 500 años después de su muerte) o de dos de los principales monarcas de la historia de Italia. Y, sobre todo, observar la complejidad de una construcción que se acerca a los 2.000 años de existencia.
-Paseo vespertino por el popular barrio del Trastevere. Abarrotado. Presenciamos en un pub con diez televisiones el duelo futbolero de rivalidad local por antonomasia Lazio-Roma. Gana el segundo apurado y con muchas patadas mediante. El público del pub le apoya mayoritariamente.
-Después cenamos en Tonnarello, un restaurante de pasta y
pizza que ha creado un auténtico emporio de establecimientos con su marca en el
Trastevere. Tras hacer cola, claro, aunque va rápida. En este caso, de unos 20
minutos Sales a unos 12 euros el plato de pasta.
-Domingo de…Vaticano. Previa toma de chocolate (entre 2,5 y
4 euros según establecimiento) en una cafetería ubicada a unos 200 metros de la
plaza de San Pedro, pasamos los dos controles para entrar. Recorrido por la
basílica de San Pedro al final de misa con el propio Papa Francisco saludando y
el baldaquino cubierto por obras. Escucha de la oración del Ángelus en una
plaza atestada con tapones humanos para salir.
-Cola -una más- larguísima para entrar en el castillo de Sant´Angello. Paseo al otro lado del río Tevere junto al mausoleo, también cerrado por reformas en la plaza, de Augusto.
-Comida en Pastasciutta, local célebre por su pasta para
llevar. Seis sabores de salsas y platos a 6-7 euros. Poco espacio para comerlos
dentro -seis taburetes-. La mayoría de la gente los ingiere sentada fuera en el
suelo. Esperamos 20 minutos de cola. Pides y te dan un círculo de los que se
enciende la luz cuando tienen tu pedido para que vuelvas a entrar al establecimiento
a por él. Buen sabor y precio difícil de superar.
-Cuesta visitar el estadio Olímpico, lugar donde juegan sus
partidos la selección italiana y, sobre todo, los equipos de Lazio y Roma. Los clubes
con estadios privados -a la inmensa mayoría- ofrecen recorridos en su web. Aquí
depende del Comité Olímpico Italiano, por lo que no muestra información alguna.
Después de días de búsqueda en lo que como máximo tenía la opción de comprar en
ciertas webs comerciales que no me ofrecían demasiada confianza y e
controversia en foros sobre si abren al público o no, optamos por ir
directamente. Está a una hora de El Vaticano hacia el norte, apartado.
Tras recorrer el solitario frontal del estadio, en una taquilla lateral venden entradas. Visitas a las 14,30; 15,30 y 16, 30 (que pueda asegurar) de este primer domingo de mes. Recorres los vestuarios de Roma, Lazio y selección italiana (cada cual tiene el suyo), entras al estadio por el túnel de la Lazio o de la Roma (cada cual con su decoración) y puedes subir a tribuna. Una media hora de tránsito a 18 euros que termina en una tienda oficial con poco surtido.
-Más de fútbol. La tienda oficial de un estadio compartido
por tres equipos (incluida selección) no da para mucho repertorio, como ya se
ha escrito. La alternativa consiste en visitar alguna de las que tienen ambos
clubes locales de la Serie A. Dos de las principales (una por cada equipo) se
hallan a apenas cien metros, muy cerca de El Vaticano.
-Contemplar la fontana di Trevi en un atardecer constituye uno de los grandes clásicos romanos. Lo haces en compañía de cientos de personas desconocidas ubicadas en varias hileras y ante una espectacular construcción en cuya base acuífera reposan miles de monedas, cada una con su correspondiente deseo simbolizado. Y, al terminar, la tradición incita a degustar un helado en alguna de las numerosas ‘gelaterías’ de su entorno. Por ejemplo, de tiramisú, para no salir de los estereotipos municipales.
-Para alcanzar el moderno aeropuerto de Fiumicino puedes
coger un taxi por 50 euros o subir a un autobús junto a la estación de Termini
de las varias compañías que te transportan en unos 45 minutos por algo menos de
diez euros. Compra telemática previa o en efectivo en la misma subida al
autobús.
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