Los partidos medianos y pequeños andan sumidos estos días en
solventar una más de las numerosas trabas que los considerados grandes les
ponen. Me refiero, en concreto, a la recogida del 0,1 por ciento de las firmas
del censo de cada circunscripción electoral. En el caso de las elecciones
nacionales las candidaturas son provinciales. Por tanto, cada partido sin
representación actual en el Congreso o Senado que aspire a tener diputado por
Valencia ha de recoger 1.921 respaldos, con nombre, apellidos, DNI y firma,
para, simplemente, concurrir en los comicios.
Esta nueva normativa, colocada casi de tapadillo, supone un enorme
muro que frena la participación política. Hasta ahora cualquier formación
registrada, con entusiasmo y con capacidad para rellenar su candidatura, podía
presentarse y disfrutar de la fiesta electoral. Ya tenía suficiente rémora con
saber que no iba a obtener representación.
Cambio de panorama
No obstante, ahora la situación ha variado sustancialmente.
Por ese motivo desde el pasado 26 de septiembre partidos como CDL, CCD, PCPE y
un pequeño etcétera se han lanzado a una acelerada carrera que finaliza el 15
de octubre. Esa fecha, como muy tarde, han de llevar las firmas necesarias por
cada circunscripción (repito, el 0,1 por ciento del censo) ante la Junta
Electoral. Una vez allí serán verificadas, ya que cada elector únicamente puede
respaldar una lista. Por ejemplo, un alicantino que simpatice con CDL y CCD,
partidos de relativa similitud, no puede firmar por ambos. Habrá de decantarse.
Esa recogida de apoyos, que está pasando casi desapercibida
en esta precampaña centrada en los ataques PSOE-PP y viceversa, supone un
gravísimo trastorno para partidos con apenas infraestructura. Tienen, eso sí,
aguerridos y convencidos militantes. Son su principal bagaje. Por el contrario,
apenas disponen de dinero, locales, difusión, respaldo… Suman un –en este caso
largo- etcétera de carencias.
Sin 1.921 firmas en Valencia los partidos sin diputados no podrán concurrir a las elecciones del 20N |
Esta lista de escasos pros y muchos contras, ¿qué significa?
Pues que durante estos días han de multiplicarse y recurrir a todo tipo de
amigos y hasta el último de sus familiares para que les firme. Si alcanzan su
objetivo después de ese denodado esfuerzo habrán logrado simplemente el derecho
para presentarse, para que sus papeletas estén en las mesas electorales el 20N.
Nada más. Esta reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General
constituye, desde luego, una agresión a la democracia. Acaba con el derecho de
cualquier ciudadano a formar parte de una candidatura. Ahora ese derecho se
circunscribe a los militantes de determinados partidos políticos.
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