
¿Por qué ha perdido casi el 40% de sus votantes Ciudadanos
en apenas año y medio? He aquí algunas respuestas:
-Falta de una cultura o costumbre de oferta identificada
como centrista en España tras las extinciones de UCD y de su secuela, CDS.
-Por el pacto con el PSOE tras las generales de diciembre de
2015. Hasta entonces, Ciudadanos ´surfeaba´ -vocablo de moda entre analistas
políticos- en la cresta de la ola de la popularidad. A partir de entonces,
empezó su declive. Gran parte de su electorado, procedente del PP, ni lo
entendió ni lo perdonó. Faltó pedagogía por parte de la cúpula y consulta a las
bases. La mayoría de concejales no lo comprendió ni, como enlaces entre la
dirección y el votante, transmitió una explicación tangible. Ese pacto estéril
destrozó tanto a PSOE como a Ciudadanos. De aquellos polvos estos lodos.
-Por la campaña de esas primeras generales. Las encuestas
previas avivaron las expectativas. Cargos y militantes se veían competiendo de
igual a igual con socialistas y populares. Entonces, como estrategia, la
dirección nacional adoptó la determinación de capitalizar todos los actos y sumir
a las direcciones regionales en el rol de teloneros o meros palmeros. Los
candidatos provinciales quedaron minimizados y perdieron un protagonismo que
usufructuó el líder nacional, Albert Rivera. También Barcelona acaparó los
recursos económicos de las comunidades. Ciudadanos dejó escapar la oportunidad
de permitir crecer a sus paladines locales y posibilitó que brotara el germen
del desencanto.
-La causa anterior ha contribuido a un desconocimiento, por
parte del electorado, de los líderes autonómicos y municipales. Sin
conocimiento resulta difícil que se produzca una identificación. Al portavoz
regional y candidato a alcalde de Valencia, Fernando Giner, lo conoce una
cuarta parte de sus convecinos, según la misma encuesta de Levante-EMV. Quizás
únicamente pueda superarlo Toni Cantó, cabeza de lista al Congreso. El resto,
incluidos el delegado territorial o el portavoz en las Cortes –aunque ahora
intenta asomar cabeza-, han quedado opacados por la sobreexposición de Rivera
que, al final, transmite la visión de un prohombre agotado, demasiado
categórico y sin equipo consistente.
-Poca flexibilidad con las singularidades autonómicas. La
prohibición, con expulsión incluida de quien asumiera una mera tentativa, de
pactar con Compromís en cualquier población, obedece a una visión centralista y
alejada de la realidad local. Si el PP ha logrado llegar históricamente a
acuerdos de gobierno con la formación de Enric Morera en municipios de las
comarcas de la Ribera o la Safor, por qué no puede siquiera tantearlo Ciudadanos.
Su negativa a asistir al acto de defensa del derecho foral valenciano del
pasado siete de octubre ofrece una nueva muestra. Sí que lo apoyaron PP, PSPV,
Compromís y Podemos.
-Desconexión entre los concejales. Cada uno actúa según su
propio criterio o las sugerencias del edil de algún municipio cercano. En el
mejor de los casos, del diputado provincial o del asesor de la FVMP. Faltan organización y formación.
La incertidumbre nacional solapa el paso del tiempo municipal. Y ya ha
transcurrido un tercio del mandato de los ediles.
Por tanto, desmoralización de las bases, desencanto de una
parte de su electorado y desconcierto de la dirección, que no sabe cómo
contrarrestar el caudal de pérdida de votos. Ante esta situación, Ciudadanos puede
jugar la baza de fortalezas propias como dar rienda suelta a la elevada
cualificación de muchos de sus militantes más implicados, el margen de
recuperación de dos años y casi ocho meses hasta los próximos comicios
autonómicos y locales o la capacidad de algunos líderes municipales que asientan
de manera positiva la marca. Todavía está a tiempo de revertir la situación o,
como mínimo, de tratar de frenar la caída para evitar una colisión letal.
Artículo que me publica el diario Levante-EMV (01-11-2016)
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