El primero de ellos, la librería Nobel, abrió sus puertas hace un par de años que, precisamente, cumple el día 30 de noviembre. Envía boletines digitales a sus clientes con las novedades editoriales, organiza actividades para niños y trata de prestar un servicio personalizado. Tiene bastante limitada la oferta en sus estanterías e inenta suplir esas carencias con los pedidos a instancias del cliente, al que supuestamente le va informando de la llegada de sus libros o de las dificultades para conseguirlo. El problema consiste en que en demasiadas ocasiones esa llamada nunca llega. En cualquier caso, mucho ánimo.
El segundo llegó hace poco más de un mes al barrio, pero ya tiene experiencia previa en otras zonas de Valencia con locales similares. Me refiero al horno Pan Pan. Se ha situado en un entorno con establecimientos de su ramo de alta calidad, como Raimundo o Dulces Eva, pero ha logrado disponer ya de su pequeña cola de compradores diarios después de unas primeras semanas en las que resultaba complicado observar a alguien dentro de él. Se basa en productos originales, de alta calidad y precio razonable.
El tercero ha abierto hace tres semanas. Se trata de un híbrido entre bar de copas y lugar donde comer. En este caso se ha especializado en los crepes salados. Su dueño le ha denominado Funkyfood. Sustituye a una cervecería que abría de manera intermitente en los dos últimos años y que estaba decorada como un salón del oeste.
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