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Mercado sabatino de Bourg-St-Maurice |
Savoya, topónimo evocador de regia dinastía, constituye uno de los departamentos que forman parte de la extensa región frances de Rhône-Alpes. Con estos últimos, los Alpes, como referencia, y con su emblemática bandera ondeando en todo tipo de domicilios, la zona está repleta de pequeños municipios donde pastan las vacas que producen el renombrado queso
Beaufort (nombre de la localidad en la que se confeccionaba la esfera de madera que lo transportaba).
Cada población cuenta con su mercado semanal exterior. Unos más concurridos, otros menos...todos tienen algún encanto. Una manera de conocer este departamento francés consiste en recorrerlos.
Podemos comenzar en miércoles por
Brides-les-bains. Puestos de todo tipo circundan el lecho del río. No falta el clásico tenderete de pollo asado aunque tanto en este mercado como en el resto predomina el comercio de quesos. Se puede aprovechar la visita para subir hasta la estación de esquí de
Courchevel.
También en miércoles Beaufort reúne a numerosos comercios en su mercado ambulante situado junto al cauce del
Dorón. Posiblemente el que mejor ubicación ha logrado de todos los visitados en esta ruta. Circular, con la mitad de los puestos protegidos en una plaza con un original diseño. Completo el comercio de frutos secos. Hasta existe uno de comida española. Quien se desplace a Beaufort puede hacer picnic en la cercana área de recreo de
Macot, junto al lago.
Jueves, mercadillo vespertino (de 17 a 21 horas) de
Landry. Uno de los puestos ofrece recorridos equinos. Otro, artesanía en madera. No falta el comercio de queso. Ni el de vino. Está ubicado a siete kilómetros de
Aime. Muy reducido. Merece la pena desplazarse por el encanto del pueblo.
En viernes
Moutiers celebra su mercado -también en martes- en la céntrica calle peatonal que parte de su catedral y de su museo etnológico (muy recomendable para documentarse sobre hábitos e historia de la comarca). Sobre todo abunda la fruta, con precios muy dispares. En verano no destaca por la proliferación de puestos. El fin de semana del 7-9 de agosto coincide con la ´braderie´de la turística estación de esquí de
Valdemorel. Los comercios exponen sus productos en la calle.
El mercado de
Bourg-St-Maurice, en su rue Grand, retiene al menos una hora al visitante por la diversidad de comercios que exponen y por el elegante bullicio a su alrededor. Sábados por la mañana. Mucha ropa y fruta. También suministra pan untado con el citado queso Beaufort (aconsejable su compra en las cooperativas de la misma población de Beaufort o de Moutiers, donde cuesta menos dinero que en los mercado y supermercados) o roquefort con nueces. Desde Bourg se puede continuar hasta
Vall d´Isere, donde telecabinas y telesillas permiten, de manera gratuita, realizar notables ascensiones y contemplar magníficas vistas. El sábado también tiene lugar el mercado de
Aigueblanche, aunque quizás decir mercado resulte un eufemismo. Apenas contiene un par de puestos.
El domingo plantan puestos en
La Côte de Aime o en
Pralognan-la-Vanoise. En agosto tiene su gracia, si se acierta el fin de semana que lo instalan, acercarse a La Léchère, pequeño municipio famoso por sus termas, para curiosear en su rastrillo. Allí puede adquirirse desde botas para esquiar hasta juguetes. Está situada a apenas 20 kilómetros de la localidad olímpica invernal de
Albertville, cuyo epicentro turístico lo constituye la ciudad medieval de
Conflans.
El lunes puede recorrerse el mercado ya clásico de frutas y comida semanal de
La Léchère, pero tiene bastante menos historia que su rastrillo. Apenas una docena de puestos junto a las citadas termas, casi todos de ropa. En julio y agosto vale la pena aprovechar la visita a los citados centros comerciales urbanos para conocer el queso Beaufort y para realizar alguna ruta de Los
colpolteurs des alpages. Se trata de recorridos senderistas con final en una granja de producción quesera. Durante el trayecto el guía explica todos los detalles del queso Beaufort y de las vacas que generan la leche que lo produce.
Martes, mercado de
La Plagne. Apenas cuatro puestos frente a la zona comercial y cerca de las telecabinas. A cambio orquestan la fiestas de las alpages (palabra que en castellano se traduce como pasto alpino) en La Plagne-Village. Cantores alpinos obsequian con música y letras que relatan leyendas y costumbres de la zona (La historia de las tres chicas de
Tignes, por ejemplo) o apelan a tu erudición explicándote que los Alpes tendría una traducción equivalente al lugar que toca la luna.
El martes
Aime, localidad culturalmente interesante, celebra su mercado vespertino. Otra vez apenas cuatro puestos (baratijas, pasta y quesos) en la calle peatonal. En este caso vale la pena tomar un helado artesanal en
Le monde de Sophie. Y el ciclo de mercados, con los enumerados y otros más, no cesa. Concluye y comienza sin tregua. Para hacer parada y fonda, recomendable la casa de Gael y Claire (Pierre a Moret, 220. Aigueblanche).
El diario 20 minutos me ha publicado una crónica de este viaje.
Pinchando este enlace se accede a la crónica