Castillo de los duques de Savoya |
Su cogollo se halla repleto de calles peatonales, algunas de las cuales se mantienen casi intactas desde hace cinco siglos. Su epicentro lo constituye el castillo (visitas guiadas cada hora en temporada alta, a seis euros), que tiene adosada la Sainte-Chapelle (incluida en esa visita guiada). También cuenta con una sala de exposiciones de acceso libre que explica, por ejemplo, el árbol genealógico de los Savoya desde el siglo XIII (con papa incluido -Félix V-), el poder que llegó a ostentar este ducado o las diferentes monedas que utilizó. Además de la aprobación de la anexión a Francia en 1860 tras referéndum entre sus habitantes. La capilla del castillo albergó la Sábana Santa desde 1470. El bastión comenzó a gestarse en el siglo XI.
Monumento de los elefantes (Imágenes extraídas de la página oficial de turismo de Chambéry) |
No olvidemos el singular monumento de los elefantes, con un réplica en piedra de cuatro paquidermos a tamaño natural. Tampoco el hecho de que el polifacético Jean-Jacques Rousseau residiera en esta ciudad durante una década.
La visita a Chambéry sirve, igualmente, para comprender la curiosa idiosincrasia del departamento en el que ocupa la capitalidad, el de Savoya, que linda con el de Savoya Alta (no hay Savoya baja). Cuenta con unos 400.000 habitantes dedicados, sobre todo, a la ganadería y al turismo. Preserva su lengua autóctona, el arpitano, más comúnmente conocido como savoyardo.
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