
Entre quienes más se prodigarán en esas visitas se
encuentran los políticos de ámbito autonómico, provincial y local. Incluso
nacional. Forma parte de su tarea, de su profesión y, en muchos casos, de su
inquietud personal. Y algunos de esos políticos se sentirán como ante un espejo
al observar su imagen, al pararse ante un ninot que los representa. Con una
elevada carga de sarcasmo, desde luego, y con un poético mensaje escrito que
aluda a su labor.
Esa crítica mordaz resulta consustancial a la tradición
fallera, aunque no por ello deja de tener su relevancia. Sobre todo si pensamos
que las Fallas de 2018 se celebran 14 meses antes de las elecciones autonómicas
y locales de mayo de 2019. Si, ese año y dos meses puede parecer mucho, pero en
la brega política, con lapsos de tiempo de cuatro años, no significa tanto.
Ya se habrán cumplido casi tres cuartas partes del actual
mandato. Suficiente para que haya calado entre los ciudadanos una opinión de
sus políticos, para que exista alguna concejala o algún alcalde con una imagen
más que asentada, para alabanzas o, como suele resultar más habitual, para
críticas. Esa percepción se trasladará sin lugar a dudas a los ninots.
Tanto los políticos más populares como aquellos que aspiran
a serlo podrán comprobar su grado de conocimiento con esta especie de sondeo
fallero. Sí, cada comisión tiene su idiosincrasia, y lo que muestre una no
tiene por qué compartirlo otra falla cercana o alejada. No obstante, cada
comisión también cuenta con sus cientos de falleros que, a su vez, representan
a una parte importante de una barriada. Por tanto, reflejan una opinión más o
menos extendida.
Las fallas, con sus ninots, permitirán comprobar qué
concejales se han significado más, sobre cuáles existe mayor irritación o
simpatía entre los vecinos. Servirá para valorar a la totalidad, tanto a
quienes mandan como a aquellos que opositan a hacerlo. Porque los artistas
falleros tienen para todos. Una candidata a alcaldesa necesita sembrar un alto
grado de conocimiento entre sus potenciales votantes. Un paseo por la
monumentalidad fallera de València, en marzo, le permitirá comprobar si va o no
por el camino correcto.
Por tanto, entre los muchos encantos de las fallas de 2018
no estará de más prestar especial atención a la caracterización de figuras
políticas, a cómo las caricaturizan y con qué frases las ilustran. También
observar a qué personas y partidos representan. Quienes están, para bien o para
mal, y quienes no. Igualmente para bien o para mal.
Artículo que me publica este año l´Embolic, la revista de la falla plaza Doctor Collado
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