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viernes, 16 de marzo de 2018

El sondeo de los ninots (L´Embolic)


Los monumentos falleros transmiten una visión de la sociedad. Trasladan cuestiones que a los artistas, y, por extensión, a los miembros de la comisión para la que trabajan, les preocupa y sobre lo que quieren mostrar su visión e ironizar. Esculpen respecto a lo que sienten, escuchan entre sus convecinos y seleccionan de entre las noticias de los medios de comunicación. Y, a su vez, ejercen de singular eco, ya que filtran y tamizan esa información y, por medio de su obra artística, la transmiten a las cientos, miles o decenas de miles de personas (cada cual tiene su público y atractivo) que se pararán a contemplar su monumento. 

Entre quienes más se prodigarán en esas visitas se encuentran los políticos de ámbito autonómico, provincial y local. Incluso nacional. Forma parte de su tarea, de su profesión y, en muchos casos, de su inquietud personal. Y algunos de esos políticos se sentirán como ante un espejo al observar su imagen, al pararse ante un ninot que los representa. Con una elevada carga de sarcasmo, desde luego, y con un poético mensaje escrito que aluda a su labor.

Esa crítica mordaz resulta consustancial a la tradición fallera, aunque no por ello deja de tener su relevancia. Sobre todo si pensamos que las Fallas de 2018 se celebran 14 meses antes de las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2019. Si, ese año y dos meses puede parecer mucho, pero en la brega política, con lapsos de tiempo de cuatro años, no significa tanto.
Ya se habrán cumplido casi tres cuartas partes del actual mandato. Suficiente para que haya calado entre los ciudadanos una opinión de sus políticos, para que exista alguna concejala o algún alcalde con una imagen más que asentada, para alabanzas o, como suele resultar más habitual, para críticas. Esa percepción se trasladará sin lugar a dudas a los ninots.
Tanto los políticos más populares como aquellos que aspiran a serlo podrán comprobar su grado de conocimiento con esta especie de sondeo fallero. Sí, cada comisión tiene su idiosincrasia, y lo que muestre una no tiene por qué compartirlo otra falla cercana o alejada. No obstante, cada comisión también cuenta con sus cientos de falleros que, a su vez, representan a una parte importante de una barriada. Por tanto, reflejan una opinión más o menos extendida.
Las fallas, con sus ninots, permitirán comprobar qué concejales se han significado más, sobre cuáles existe mayor irritación o simpatía entre los vecinos. Servirá para valorar a la totalidad, tanto a quienes mandan como a aquellos que opositan a hacerlo. Porque los artistas falleros tienen para todos. Una candidata a alcaldesa necesita sembrar un alto grado de conocimiento entre sus potenciales votantes. Un paseo por la monumentalidad fallera de València, en marzo, le permitirá comprobar si va o no por el camino correcto.
Por tanto, entre los muchos encantos de las fallas de 2018 no estará de más prestar especial atención a la caracterización de figuras políticas, a cómo las caricaturizan y con qué frases las ilustran. También observar a qué personas y partidos representan. Quienes están, para bien o para mal, y quienes no. Igualmente para bien o para mal.


Artículo que me publica este año l´Embolic, la revista de la falla plaza Doctor Collado

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