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martes, 25 de enero de 2022

Entrevista radiofónica y felicitación del Día del Periodista

 Este año en Valencia hemos preferido no hacer celebración por el Día del Periodista, dada la situación actual de pandemia.

No obstante, esta circunstancia no es óbice para felicitarnos la jornada


Ni tampoco para analizar la situación de la profesión en esta conversación mantenida y emitida este lunes 24 de enero en el programa El Forcat, de Esradio.


El Forcat Día del Periodista: entrevista a Héctor González

lunes, 10 de enero de 2022

Primer viaje del año: Galicia invernal (3ª etapa: Finisterre-La Coruña)

Tercera jornada. Esta más itinerante. Con un Seat Ibiza de alquiler nos vamos hacia las rías. La primera etapa concluye tras alrededor de 60 kilómetros en la costa de Louro, una pequeña confluencia urbana coruñesa ubicada en un punto estratégico, en la ría de Mouro –depende del municipio del mismo nombre-, en dirección a Noia. Descontando su atractiva playa, más disfrutable en verano, destaca su alejado faro, en el monte Louro, a la misma entrada de la ría. Solitario, permite concentrarse en sentir la fuerza del viento y del mar, y, de paso, comprender por qué los antiguos griegos temían tanto despertar la ira de Eolo o de Poseidón.
Faro de Louro

Desde Louro afilaremos la costa hasta el lugar más extremo, el legendario fin de la tierra. Carnota, Caldebarcos, O Pindo, Corcubión… entre tramos playeros desérticos que llaman a un paseo solitario si no nos importa que nos tambalee el viento y faros que animan a una parada, llegamos a Fisterra o Finisterre, directos a su punta. A experimentar esa confluencia de ilusiones, de Camino de Santiago, de final del mundo conocido durante siglos y de percibir que tu mirada no toca tierra, por muy lejos que trates de orientarla. El faro de Fisterra cuenta con centro de interpretación, tienda y hospedería.

sábado, 8 de enero de 2022

Primer viaje del año: Galicia invernal. (2ª etapa: Vigo)

Hoy toca Vigo, esa ciudad cuyo nombre su ínclito alcalde, Abel Caballero, ha logrado que evoque algo más que puerto, ostras y lluvia constante. Ha conseguido que ilumine la Navidad española con un presupuesto millonario en dar fulgor a todo su centro urbano, porque la tela de araña luminosa que ha diseñado se extiende por los aledaños de la calle del Príncipe, por Policarpo, la Alameda, Marqués de Valladares y todas sus perpendiculares.

Calle de las ostras


La ciudad parece que revivifica. Asemeja mortecina durante el día y recobra la energía a partir de las seis de la tarde, con el encendido, para mostrar una versión diferente, alegre, orgullosa de sí misma. Lejos de la que trasmite en horario diurno, cuando la luz natural del día muestra las obras que mantienen levantada la calle Príncipe, o la antaño concurrida calle de las Ostras que parece vivir del recuerdo de lo que fue. Hace que el gris desgastado retumbe en el iris de quien la observa.

Paseo marítimo

Puerto, centros comerciales, llovizna, un casco antiguo que no parece ni la sombra de lo que un día alcanzó. Llegados de Compostela tras 50 minutos en tren, Vigo supone prácticamente la antítesis. Frente a un coqueto Santiago en el que reluce su historia y en el que brilla una energía espiritual especial, la populosa y oscura ciudad pontevedresa parece que languidece durante el día sumida en su penumbra marinera para resucitar cuando anochece.

Iluminación navideña

A lo largo de la jornada la urbe viguesa da para pasear por el puerto, por el Mercado de la Piedra, para subir y bajar hasta el Castelo de Castro y contemplar la panorámica marinera de la ciudad. Para poco más si exceptuamos la excursión a las islas Cíes, más complicada en invierno por la lluvia, la escasez de luz del día y la reducida frecuencia de transporte.

Vigo, a mi ojo de turista ocasional que la ha transitado por tercera vez, merece la pena para visitarla por la noche y en Navidad. La opinión previa, fundamentada en las visitas anteriores, la he confirmado plenamente en este recorrido de enero: su alcalde goza de una inigualable capacidad de generar ensoñaciones sobre Vigo entre quien lo escucha y no conoce la ciudad. Después, la realidad, más allá del espectáculo lumínico nocturno, rompe el hechizo.


Puedes leer también esta segunda etapa de la crónica viajera en www.soloqueremosviajar.com pinchando este enlace

miércoles, 5 de enero de 2022

Primer viaje del año: Galicia invernal (1 etapa: Santiago)

Cuando has llegado a Santiago como peregrino, después de recorrer, como mínimo, un centenar de kilómetros, la ciudad adquiere un rango casi legendario. Te transmite una sensación que ronda la épica. Si vuelves, ya no la experimentas como cualquier otra urbe en la que repites como turista. De ella emana algo especial, místico, espiritual.

Catedral de Santiago en plaza Obradoiro

Y Santiago lo exhibe en cada calle, porque lo mejor, como te aconsejan al llegar, consiste en deambular por sus vías adoquinadas, por su centro histórico catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de desembocar una y otra vez, por cada una de sus vertientes que coinciden con finales de camino, en la plaza del Obradoiro y situarte en su centro, con la catedral delante, el rectorado de la célebre Universidad e Fonseca a tu derecha, el hospital -hoy parador- fundado por los Reyes Católicos a tu izquierda y el ahora consistorial Pazo de Raxoi a tu espalda, entre cuyos arcos se cuelan tanto el viento como integrantes de la histórica tuna compostelana.


Uno de los nombres rimbombantes de locales

En Navidad, con la recreación de un abeto de luces aposentada en su centro y con el clima gélido que identifica a Santiago casi tanto como El Camino, la plaza adquiere una dimensión diferente, con la fachada de la catedral iluminada y ese faro en su campanario que transmite su fulgor durante todo el año jubilar. La plaza supura, para quien se sitúa en su epicentro, una sensación de iluminación en su más amplio sentido, externa e interna

Antes nos referíamos a callejear por Santiago, a dejarse llevar. Así se descubre que tiene mucho más de que presumir que su icónica catedral, que desde sus ramificaciones como la calle de los Francos o de la Villar, además de entrar en restaurantes recomendables como A noiesa o Mesón 42, se puede acceder a la única iglesia dedicada en España a Santa María Salomé, la madre del apóstol Santiago, el que ha convertido en cosmopolita a la ciudad que ostenta su nombre. Y allí buscar los dos ángeles con gafas. Yo todavía no los he encontrado.

También se puede aparecer en la rúa de Oliveira, la calle más estrecha de Galicia, cuyo escaso encanto reside en que ronda los 70 centímetros de anchura. O adentrarse en la iglesia de San Fiz de Solovio, la considerada más antigua de la ciudad, donde residía en la anacoreta Paio y en cuya fachada aparece, en plena representación de la adoración a Jesús en brazos de una virgen sedente, el mecenas de la obra.

Mercado de abastos de Santiago

Del mismo modo puedes bordear el monasterio de las benedictinas, junto al templo dedicado al fundador de la orden, San Benito, tratando de hallar el torno por el que se intercambia alguna de sus elaboraciones, como la emblemática tarta de Santiago, por dinero para mantener su austero estilo de vida de trabajo y oración. De paso, cuentas con la posibilidad de detenerte y buscar mesa en una chocolatería situada en su parte posterior que tiene entrada por dos calles.

Igualmente puedes toparte con alguna reconstitución de las famosas Marías, las dos hermanas que, tras superar un doloroso pasado, desfilaban por Santiago con unas ropas estridentes, estrambóticas, rompedoras o vanguardistas, que cada cual utilice el adjetivo que desee, que todos resultan atribuibles.

En Santiago cada esquina esconde una sorpresa con forma de escudo de armas, pórtico, universidad, iglesia, pulpería, plaza coqueta, tienda de empanadas con sus incontables variedades, de rótulo rimbombante de local…, que en pleno invierno, con la penumbra de la tarde, el aire frío y esa llovizna que parece inasequible a la rendición frente al sol, multiplica el carácter místico que ya transmite la ciudad agrandado por la fama universal de su camino.

Puedes leer también la crónica en la web soloqueremos pinchando este enlace