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martes, 11 de abril de 2023

Apuntes del recorrido por Comminges y río Neste (Francia)

 Alojamiento: Les Chalets du lac, en Montrejeau, población de unos 2.500 habitantes en el Haute-Garonne francés. En casas de madera junto al lago. Entramos en Francia por el túnel de Bielsa, en Huesca. Metros antes de su inicio, un cartel indica que estamos a un kilómetro de Francia, menos de lo que se expande el citado túnel. Por tanto, pasas de país en su interior.

Impresiona observar desde lejos la perforación en la montaña para que puedan pasar los vehículos. A la salida notas la temperatura más baja y afrontas un larga y sinuosa bajada.


-Recorremos la zona de la Comminges, enclavada entre varios departamentos. Vamos a Saint Bertrand de Comminges. Comemos canard y algunos platos de la región. Se trata de una localidad de origen romano (llamada Lugdunum en aquellos tiempos) y con calles medievales. con una catedral impresionante, sobre todo por los detalles de su coro, su imponente órgano y el claustro.


-Desde esta población nos desplazamos a la capital de la región histórica que se conoce como Comminges, que fue en la edad media un condado independiente. Vamos a Saint-Gaudens, con su colegiata, su monumento a los tres mariscales y el que recuerda a los soldados fallecidos en la primera guerra mundial. Hace tiempo veraniego, de manga corta, en el inicio del mes de abril y en pleno Pirineo francés.




-Bagneres de Bigorre. Después de desayuno de pan de la boulangerie con mantequilla mirando al lago vamos a este municipio cuyo nombre ya permite entrever que tiene termas. Nos desplazamos sobre todo porque nos han hablado del mercado de los sábados. Y la realidad responde a las expectativas. Se extiende por la parte histórica del municipio con más de una cincuentena de puestos. Los que nos suelen llamar más la atención son los de comida. 




Aquí destaca una especie de 'gallete' a la japonesa que elaboran en un tenderete de este tipo de elaboraciones. También probamos la cerveza artesanal bio de otro local y las patatas fritas de un fish and chips (el pescado terminó) ambulante. A su gran balneario únicamente dejan entrar a personas alojadas. A nosotros primeros nos dicen que sí y luego que no.

-Lourdes. En sábado de Semana Santa está abarrotado, con las tiendas de los alrededores repletas de visitantes e imposible acceder a los grifos de la famosa agua del lugar. Sale a cuentagotas (literal) y una marabunta de gente sin orden ni colas se arracima para llenar alguno de los bidones que venden para tal fin en las tiendas cercanas.

Impresiona la basílica subterránea por su enormidad. El castillo, un protagonista secundario si se compara con el santuario y su entorno, cierra a las 18 horas, aunque a partir de las 17 ya dejan de vender entradas, por lo que no llego a tiempo. El otro lugar muy visitado es la casa de Bernardette Soubirus, santificada y testigo de las apariciones de la Virgen.



-Tres patos me acompañan en el paseo alrededor del lago de Montrejeau. Hoy cambio de panadería. Bonita iglesia, con suelo y techo de madera y paredes de piedra. Aplauso general al terminar la misa.
Bagneres de Luchon. Otra localidad pirenaica famosa por sus termas. Tanto que los restaurantes se suceden, uno tras otro, en la calle principal, y todos con clientela. Los hoteles se sitúan frente a su balneario, que está en proceso de reconstrucción. Edificios de finales del siglo XIX y principios del XX. Comemos gallete bretona ´completa´, con huevo, queso y jamón de york.




-Cascada del infierno. No sé si es para tanto. En el valle del Lys, a unos 15 minutos en coche de Bagneres y a cinco a pie desde el aparcamiento. Caída principal con el agua concentrada y lateral con el agua dispersa. Bonito paisaje. Resto de tarde, de relajación frente al lago, en la terraza de la cabaña de madera.



Y, antes de emprender las ocho horas de retorno a Valencia, recorrido por el mercado ambulante de los lunes en Montrejeau, donde compro media coque de Pascua, el equivalente a nuestra mona de Pascua.

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