- Hoteles a precios elevados y limitada oferta de bed&breakfast.
- Las 45 coronas (6,5 euros) que cobran de comisión en bancos y muchas casas de cambio por intercambiar euros por coronas. Sin contar la diferencia entre precio de compra y de venta de divisas.
- Escasa señalización de los enclaves más emblemáticos (la propia Sirenita de Copenhague constituye un buen ejemplo).
- Muy contadas oficinas de información turística (Aarhus, la segunda ciudad más poblada, carece de un local con personal que se ocupe de ello).
- Gasolina cara (1,75 euros el litro) y muy poca señalización de distancias en las carreteras.
- Limitada traducción al inglés (o más allá del danés). Apenas existe en las runas de Jelling, patrimonio de la humanidad, por aportar un ejemplo.
- Entrada a museos con precios de diez euros en adelante en demasiados casos.
- Viento gélido y lluvia (esto poco pueden hacer para mejorarlo).
Como ventajas (desde luego que las tiene) destacaría dos:
- El dominio del inglés de la inmensa mayoría de la población.
- La posibilidad de pagar con tarjeta Visa hasta la mínima compra.
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