Después de tres años recorriendo etapas del Camino de Santiago Francés, el
clásico, el que enlaza Roncesvalles con la celebérrima ciudad compostelana,
decidí que me motivaba más conocer otra ruta diferente, con distintas
características.
Tuve dudas entre afrontar un tramo del Camino del Norte o inclinarme por el
Camino Portugués, que me venía atrayendo desde hace más tiempo. Así que mi
opción fue este último. Y mi objetivo, recorrer el trazado central (no el de la
costa) entre Oporto y la frontera con Galicia, hasta Valença do Minho.
De este modo, aterrizo en la urbe del Duero y del estadio Do Dragao en un
vuelo de Air Europa. La amabilidad de los vigilantes de seguridad del metro nos
facilita el acceso a billetes a la mayoría a quienes vamos a coger un transporte
sobre el que no vemos paneles informativos ni mapas en la estación. La estación
del aeropuerto de Oporto es en superficie, como la mayoría de aquellas por las
que pasaremos hasta Trindade, en el centro urbano y a un kilómetro de distancia
de nuestro albergue, el Wine Hostel.
Sobre las calles adoquinadas que caracterizan Oporto y los municipios
periféricos, como pronto comprobaremos, van subiendo y bajando cuestas las
maletas hasta llegar al alojamiento. No es un albergue de peregrinos al uso;
más bien se trata del clásico youth hostel donde los horarios de descanso no
coinciden con los de reposo habitual de usuarios del Camino de Santiago, que
sobre 22,30-23,00 horas ya apagan luces para madrugar al día siguiente. Aquí el
trasiego nocturno no nos dejará apenas pegar ojo.