El río Duero en su transcurrir por Vinuesa |
El recorrido Soria-Cantabria-Asturias que aquí relato tiene la singularidad de que lo he hecho. Desconozco si resulta más recomendable o menos que otros muchos que pudieran diseñarse. En todo caso, al incluirlo en mi blog pretendo aportar sugerencias o ideas a quien decida visitar las poblaciones que enumero. Y la mejor manera de hacerlo consiste en haberlo atravesado previamente, en haber vivido la experiencia.
Un reducido rebaño de vacas nos recibió en Arenas |
Comienza en Vinuesa, al inicio de la carretera Soria-Burgos, municipio marcado por la proximidad de la Laguna Negra. Tanto que se llena de visitantes atraídos por este paraje. Nos alojamos en el hotel Virginia. Muy discreta la relación calidad-precio. Seguro que los hay mejores. Comimos los típicos torreznos de cerdo. Vale la pena probarlos. Visitamos el mercadillo ambulante de sábado, pequeño y transitado. Interesante la zona por sus lagunas. Adecuada para senderismo. Por ejemplo, por la antigua calzada romana. El horno tradicional tiene su atractivo.
De ahí rumbo a Cantabria. Alojamiento en Los Lomas, en Arenas de Iguña. En este caso sí que sugiero este hotel rural por su precio (35 euros por habitación y noche), su entorno tranquilo, sus bizcochos para desayunar y la buena información que proporcionan sus propietarios. También la referencia que dan para cenar en el mesón, con raciones abundantes y precios irrisorios.
¿Qué visitamos por Cantabria? Comillas, abarrotada de turistas, que nos sirvió para hacer un tramo del Camino de Santiago a contracorriente hacia Cóbreces. También el propio Cóbreces, en cuyo monasterio cisterciense de Santa Maria de Viaceli los monjes producen un queso artesanal. Acudimos en domingo, sin venta quesera y con un vedel que nos recomendó encarecidamente no visitar el lugar por su falta de interés. Así como relato.
Otra playa abarrotada, la de Suances. No descubrimos más historia. Sí en la diminuta población de Yermo, donde el párroco local –sospecho, aunque no llegó a presentarse como tal- nos describió con todo detalle la iglesia románica a cambio de un donativo de un euro por persona. O incluso el curioso bosque de secuoyas (árboles locales) ubicado junto a Cabezón de la Sal.
Muy interesante como siempre, Hector. Me encantan vuestros viajes!
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