Mercado dominical de Cangas de Onís. Protagonismo de la venta de queso |
Tercera etapa: Cangas de Onís, a seis kilómetros de la citada Arriondas por la carretera nacional. Aparcamos cerca del polideportivo porque este municipio de poco más de 8.000 habitantes es muy turístico y resulta bastante complicado liberarse del coche, a excepción de en los parkings públicos a dos euros todo el día. Lo primero, ir a la iglesia de la Santa Cruz, donde han conservado un dolmen con pinturas que no ha borrado el tiempo gracias a que estuvo enterrado hasta que una bomba durante la Guerra Civil lo desenterró. También obligatoria visita guiada por dos euros.
Te cuentan sobre todo cómo Favila, el hijo de Don Pelayo, erigió un templo sobre el dolmen. También el inicio de la Reconquista con el triunfo de Pelayo (mejor con el Don incluido). Vale la pena con creces la visita porque es muy difícil contemplar un túmulo megalítico tan bien conservado. La iglesia actual data del siglo pasado. También nos explican la pesca del primer ejemplar de salmón de la temporada (campanu), que este año se vendió tras subasta por 6.700 euros.
Iglesia románica de Valdedios |
Desde allí subimos al puente romano y paseamos por las turísticas calles peatonales, llenas de tiendas, y por el antiguo mercado, con sus soportales de piedra, que sigue vigente cada domingo. Compro ´corbatas´ (dulces típicos) de Unquera de chocolate y salchichón de toro. También visitamos el parador de Villanueva, desde donde se accede a una iglesia románica. Precioso claustro y colección de grandes lápidas de tumbas.
Luego nos marchamos a Lastres, el pueblo donde rodaron la serie Doctor Mateo. Comemos pescado fresco en el restaurante del puerto. Está abarrotado. Menú de 20 euros. La gracia del pueblo consiste en que está situado en un escarpada montaña, todo en pendiente y con la playa debajo. Antes de volver pasamos por otra iglesia románica en Caravia. Tenemos la suerte de encontrarla abierta porque la mujer de la casa que enfrenta, que tiene las llaves, se la está enseñando a una pareja. Volvemos por la carretera nacional, por Ribadesella.
Nueva etapa: ruta del Cares. Muy turística. Toca dejar el coche en el parking que hay justo dos kilómetros antes de Poncebos. Desde Poncebos aún debemos andar más de un kilómetro para iniciar el ascenso. La ruta en sí se alarga unos 12. Venden billetes de autobús Alsa que te devuelve desde Caín (fin de la ruta, en León) a Poncebos, a 12,5 y 15 euros. El último de regreso sale de Caín a las 16 horas. El anterior, a las 13 horas. Comemos luego en Arenas de Cabrales, seis kilómetros antes de Poncebos. Vale la pena pedir sidra de tirador, paté de cabrales o lomo a la sidra, además de tabla de quesos, que te la ponen con membrillo. A la vuelta subimos la empinadísima (de primera marcha) carretera de Gamoneo, otro pueblo donde producen quesos, aunque la quesería está incluso dos kilómetros más para arriba.
Paseo vespertino por Arriondas. Destacan las cuatro casas de indianos. También nuestro alojamiento, el Texu, a un kilómetro. En asturiano las palabras resultan muy parecidas al castellano pero acabadas en ´u´.
Hoy hemos pasado por el ídolo de tú (literalmente), que dicen que es del Neolítico. Está muy cerca de Ribadesella. Se aparca a un kilómetro, en un parking habilitado, y se sube por una pista. Arriba hay un guarda-guía que te explica las pinturas (no muy claras) en una roca.
Llanes. Imponente zona amurallada, donde coincidimos con un mercadillo medieval. También playas como la de Toró, con arena, rocas y agua, por este orden. Las rocas separan arena de playa del mar. Comemos en un restaurante situado a la orilla del río, hacia el puerto. Hay muchos y agradables. Localidad bastante turística. Tiene otra pequeña playa bonita y muy transitada llamada Sablón.
Sábado por la noche de fiesta en Arriondas en su terraza de ´copa y tapa´. También abren otros pub, como Ébano, aunque más flojos. No destaca por su fiesta nocturna pero las circunstancias superaron la falta de locales.
Domingo en Ribadesella, población muy turística con precios excesivamente altos para el servicio y la calidad que prestan (ej. horno y restaurante). Interesante el paseo junto a la ría con paneles que te van explicando seres de la mitología astur utilizando el asturiano para expresarse.
Por la mañana estuvimos en el mercado dominical de Cangas de Onís. Abarrotado. Lo más interesante es el tramo de venta de queso, debajo de los soportales de piedra, con muchas tiendecitas que ofrecen su elaboración artesanal. Coincidimos con un mercado callejero y puntual de promoción de productos portugueses.
Y así acaba este recorrido.
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