Carretera MA-15 entre Artà y Capdepera, en la isla de
Mallorca. Una conductora autóctona atropella a un grupo de nueve ciclistas
alemanes. Uno de ellos ha fallecido. La mujer que conducía el vehículo
todoterreno da positivo en un posterior control de drogas. Noticia ya conocida
de un hecho devastador. Las reacciones de condena se han disparado. También las
reclamaciones de penas más severas a quien conduzca en esas condiciones. Al
mismo tiempo, numerosos ciclistas han testimoniado la indefensión que sienten.
Todo consecuente y desolador.
Mirémoslo desde otra perspectiva. La que experimentan
quienes conducen vehículos en las estrechas carreteras mallorquinas. La isla se
ha consolidado como un paraíso del ciclismo. De hecho, cada año más turistas de
otros países europeos acuden casi en exclusiva con el objetivo de practicar
este deporte transitando por la serra de Tramuntana o sus aledaños. Comparten
asfalto con quienes dirigen sus vehículos motorizados.
Para sorpresa de la persona que se sitúa tras el volante de
un coche o camión por primera vez en esta isla, los grupos de ciclistas no
tienden a circular en fila de a uno. Lo hacen por parejas o incluso por tríos,
dialogando entre ellos y ocupando más de la mitad de la calzada. Quienes
conducen en solitario también transitan por la parte central, en gran medida
porque apenas existen arcenes en estas carreteras.....
Artículo publicado el pasado sábado 7 de abril
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