Ha crecido en el Grupo Antonio Rueda (renombrado esta semana
8 de Marzo) de Valencia. En concreto en la calle Salvador Cortils (desde hace
casi un año, Mariano Carsí). Nunca me planteé, ni cuando allí residía ni
posteriormente, que Salvador Cortils fuera un militar que participó en los
preparativos del alzamiento y que fue asesinado en 1936 –así consta en la
recopilación de memoria histórica que justifica el cambio de nombres-.
Tampoco consideraba más que un indicativo de información
básica el rótulo marmóreo que, difuminado, explica que la construcción del
Grupo Antonio Rueda, un complejo de 1.002 viviendas, situado junto a Tres
Forques, corresponde a la Organización Sindical Española, en 1972. Me preocupaban
más la inseguridad, los solares abandonados, el retraso en reparar las canastas
de baloncesto, las pintadas en las paredes, la lejanía del centro de salud más
próximo o los excrementos de perros que salpicaban las aceras.
Ahora, transcurridas décadas desde que recorría a diario el
barrio para jugar, ir al instituto Cid Campeador, comprar el pan y el
periódico, quedar con las amistades o un largo etcétera de actividades cotidianas,
paseo por esta barriada e identifico los mismos problemas. Atravieso la calle
Casilda Castellví (¡Ah! Renombrada Carrer del Cine) y siento idéntica sensación
de abandono, de tristeza urbana, de degradación. Voy hacia la plaza de Maguncia
y sigue la zona ajardinada encharcada y la cancha dedicada más a encuentros, a
veces no demasiado amistosos, entre pandillas que a usos deportivos. El metro
todavía no ha llegado a esta zona de Valencia. Las paradas más cercanas están
en la esquina de la calle Tenerife con avenida del Cid o en la barriada de San
Isidro....
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El artículo me lo publicó el pasado fin de semana EsdiarioCV
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