Viaje al denominado País de los Cátaros, en la franja pirenaica francesa. Se extiende hasta Carcassone y Toulouse por el norte y prácticamente a Perpignan por el este entrando a Francia desde Puigcerdà, junto a Andorra. Recibe esa denominación porque constituyó el epicentro del catarismo, la corriente de los calificados como ´hombres puros´. Llegaron hasta el extremo de defender sus creencias plantando cara a los postulados oficiales del Vaticano, lo que dio pie a una cruzada en el siglo XIII convocada por el papa Inocencio III que acabó exterminándolos literalmente.
La ciudad fortificada de Mont-LouisNo obstante, antes de llegar a este territorio nos desviamos
de nuestro itinerario. Nos hemos internado en la comarca de la Cerdaña, con una
parte en España, en la comunidad autónoma de Cataluña, y la otra en el
departamento francés de Midi-Pyrenees. La zona, originalmente catalana, quedó
partida entre ambos países en el siglo XVII y así sigue, aunque transitas entre
un territorio y otro dentro de la misma comarca sin percibir que cambias de
nación.
Nos dirigimos al enclave más destacado, el reconocido por la Unesco por su especificidad patrimonial al formar parte de un grupo de fortalezas diseñadas por Sébastien Le Preste en el siglo XVII. Se trata de la población de Mont-Luis. La parte más elevada de la fortificación resulta imposible de visitar salvo que sea en un recorrido matutino guiado. En la actualidad es un acuartelamiento militar y lo que sí se observa desde la franja en la que pone prohibido el paso es a soldados haciendo ejercicios.
Del resto, la verdad, no se puede decir demasiado. La
muralla exterior encierra calles sin apenas encanto en las que se contempla la
caseta que albergaba el antiguo pozo y que se ha transformado en una oficina, o
el histórico ayuntamiento al que está vetado el paso a visitantes. Del resto
apenas queda el paseo por unas arterias viales desangeladas, con fachadas que muestran
muy poco y sin apenas viandantes. Y la simpatía del agente de la oficina de
turismo. Muy por detrás en belleza, por ejemplo, de la no demasiado lejana en
distancia, y también amurallada, Navarrenx. La panorámica de las cumbres
pirenaicas nevadas supera con creces en belleza al casco urbano.
Las aproximadamente dos horas que nos ha supuesto desviarnos
del camino entre ida y vuelta no han valido demasiado la pena. Sobre las 19,15
llegamos a Le Péré, la chambre d´hôte donde estamos alojados, aislados en plena
montaña, a unos 20 kilómetros de Foix, en el departamento de Ariège, ubicado en
la región de Occitania.
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