Segunda participación el programa Cadena de Valor, de À punt radio, en este caso para hablar de turismo y de turismo inteligente.
Puedes escuchar el programa completo pinchando este enlace
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Primera participación en un nuevo programa, Cadena de Valor, que se emite en À punt, la radiotelevisión y web autonómica.
En este caso hablamos sobre Valencia, Capital Verde Europea. Creo que es un hito para Valencia que ahora se desconoce y apenas se valora y que cuando se celebre, en 2024, supondrá un impulso más si cabe para la ciudad.
Mis últimos artículos en Valencia Plaza:
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Esta mañana, en el paseo, descubro qué es la palmera pipa, porque me topo con las dos con el tronco más largo del palmeral. Se trata de un árbol inclinado hasta casi el punto de caerse si no tuviera un soporte, que en ambos casos es el tronco recortado de otra palmera. Transito entre caminos del palmeral que salen y entran del casco urbano.
Hoy, después del
desayuno, nos encaminamos a la etapa previa a nuestro destino de hoy: Santa
Pola. Nos cuesta aparcar, pero en cuanto lo hacemos y nos dirigimos al puerto
nos empiezan a gritar desde una de las casetas de venta de pasajes para los
catamaranes que se desplazan hasta Tabarca. ¡Va a salir ya! ¡Va a salir ya! nos
insisten.
Compramos los
billetes, a diez euros ida y vuelta, y subimos al barco que, cierto es, zarpa
de inmediata. Son poco más de las 11,30 horas y, tras un recorrido tranquilo,
nos plantamos en unos 25 minutos en la también conocida como Isla Plana, a poco
más de cuatro kilómetros del extremo de Santa Pola.
Desayunamos con ciertas dificultades, ya que no quedan mesas libres en el comedor, e iniciamos el paseo por la ciudad. En mi caso, el segundo del día. La primera visita tiene como destino la oficina de turismo, que, a estas horas, las 11,30, ya está abierta. Nos explican que por ser domingo los museos municipales tienen entrada libre y gratuita, aunque cierran a las 14 horas, excepto el yacimiento de l´Alcúdia, que lo hace a las 15 horas.
Nos ponemos a la
tarea. Primero recorremos el Museo Arqueológico, aunque ponemos más interés en
contemplar el palacio que lo acoge, el de Altamira, haciendo el camino de la
guardia por sus murallas y jugando una partida con un ajedrez gigante que se
halla en su patio de armas. Desde ahí nos dirigimos a los baños árabes y, poco
antes, a la torre de la Calahorra, con bastantes visitantes ambos, lo que
genera que recorrer espacios tan reducidos resulte algo más complicado. En
cualquier caso, como no nos sobra el tiempo, nuestro tránsito lo hacemos algo
acelerado.
Retornamos al hotel
para coger el coche (estamos a kilómetro y medio a pie más o menos de la
basílica) y dirigirnos al yacimiento de l´Alcúdia. Cuando llegamos, a las
13,40, la vigilante de seguridad nos insiste en que las 14,30 cierran (teóricamente
debería de ser a las 15 horas, según el horario oficial) y que se tarda dos
horas en recorrerlo, con gesto claro de aconsejarnos implícitamente que no nos
vale la pena.
Le insistimos en que
queremos ver el lugar donde encontraron la Dama de Elche. Nos da un plano y le
otorgamos prioridad absoluta a ese punto. Se trata de una visión simbólica, por
supuesto. En ese lugar ahora emerge una bonita réplica (la original está
alejada de su origen, en Madrid) elevada en una estructura construida para
realzarla.
Ponemos rumbo a Elche aunque con parada previa en Xàtiva. El objetivo no consiste en otear la panorámica desde las murallas de su emblemático castillo o pasear por su monumental casco urbano, sino en deambular entre los puestos de su Fira Borja y disfrutar de su arroz al horno clásico. Se trata de una escala en el camino, no de un final de etapa.
La feria, en la práctica, es la clásica recreación de casetas de
artesanía ambientadas en la época medieval. En este caso, con venta sobre todo
de baratijas y abalorios, y menos de comida, aunque le echamos el ojo a unas
pipas garrapiñadas.
Una vez en Xátiva, no podía faltar un tránsito rápido por su céntrica
Plaza del Mercado, reconvertida en una extensa terraza compartida por los
restaurantes que la pueblan. Hace un día soleado, espléndido para disfrutar de
un rato en uno de estos locales.
El arroz al horno lo degustaremos más abajo, junto al bloque del Gran
Teatro, en Moncho, un quiosco de comida que se expande por la acera del paseo.
El arroz no está pesado (un riesgo que corre de exponerlo a un exceso de
costillas, morcilla o tocino) y sí sabroso. Al principio parece seco, pero
conforme lo vas devorando ratificas que está en su punto.