Un párrafo. En tan sólo cinco líneas había resumido 25 años de trabajo. Mejor dicho. A ese escaso espacio se lo redujo el técnico del servicio de empleo que le instruía en cómo confeccionar un currículum. Frente a los compendios laborales vitales de dos o tres páginas que muestran otras personas sin empleo actual el suyo se limitaba a ese escueto párrafo.
Sí, es cierto que toda su trayectoria profesional la ha desarrollado en la misma empresa. Pero tampoco deja de ser verdad que, dentro de esa estructura industrial, ha cubierto diversos puestos. En definitiva, su experiencia laboral puede describirse, sin entrar en excesivos detalles, perfectamente en un folio.
Con esa lacónica carta de presentación y cierta dosis de desánimo y de impotencia trata de recuperar un hueco en el mercado laboral. Le deseo la mejor de las suertes. Desde luego su humanidad y su capacitación dan para redactar mucho más que un triste párrafo.
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