Los resultados electorales y su ingesta por parte de los
afectados permiten muchas y variadas reflexiones y conclusiones. Aquí van
algunas de las que he digerido y recopilado en las horas posteriores al cierre
del escrutinio:
-La mayor parte de candidatos carece de una percepción real
de la intención de voto de sus conciudadanos. Piensa, sobre todo animados por
el respaldo de sus allegados, que gozan de mayor predicamento del que realmente
tienen. Algunos, por éxitos del pasado que consideran que seguirán eternamente
vigentes. Otros, por ignorancia. Unos terceros, por exceso de egocentrismo.
-Compromís llegó más en forma que el resto al final de
campaña. Y movilizó mejor que los demás a sus interventores alrededor de las
papeletas en cada colegio. Supo transmitir que su naranja se convertiría en
tendencia a quien el domingo todavía miraba indeciso las citadas papeletas.
ABC (26-05-2015). Pág. 97 |
-Precisamente ese naranja compartido y el hecho de comenzar
por la letra ´C´ ambas formaciones puede haber provocado un trasvase de votos
de Ciudadanos a Compromís y viceversa. En particular entre votantes más
despistados ávidos de cambio. Por
cierto, Ciudadanos ha entrado con fuerza en el territorio más
castellanoparlante de la provincia de Valencia, con las alcaldías de Cofrentes
y Caudete. Sus registros finales, objetivamente y partiendo de la nada, han
resultado brillantes. Y los de Podemos, notables.
-Las redes influyen, pero el impacto digital no puede
traducirse matemáticamente en votos. Som Valencians centró su inversión en el
ámbito digital, principalmente en Facebook. Calculaba que por cada seguidor
virtual tendría hasta cinco reales. Al final, la proporción se ha quedado prácticamente
en uno a uno en su caso.
-El ´lermismo´ no envejece ni se marchita; se regenera,
transfigurado en alumnos como Alfred Boix, coordinador de campaña de los
socialistas, o en el alcalde de Alboraya y su equipo.
-Los valencianos en particular, y los españoles en general,
no presumimos de voto. Al contrario, tendemos a ocultarlo. La imprecisión de
las encuestas y, sobre todo, ese respaldo sumergido a Compromís, constituye la
prueba más palpable.
-La batalla lingüística puede resurgir y convertirse en
caldo de cultivo propicio para los partidos valencianistas a la derecha del
citado Compromís. Quizás en cuatro años llegue su momento. O el de uno solo de
ellos que aglutine a todos.
Columna publicada en el diario ABC
Pincha este enlace para leerla en ABC.es
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