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sábado, 2 de abril de 2016

Gabinete de comunicación institucional y transparencia

Con este título resumo el capítulo que ha escrito en el libro ´El paradigma del gobierno abierto´, editado por la Universidad Complutense de Madrid. La obra, dirigida por el profesor Lorenzo Cotino y por el politólogo José Luis Sahuquillo, puede consultarse y descargarse en internet y adquirirse en papel. En este compendio literario algo más de un veintena de autores abordamos la importancia de gobierno abierto y transparencia. Cada uno lo hacemos desde nuestra perspectiva profesional y empírica o desde el análisis teórico. En mi caso he pretendido destacar la contribución del gabinete de comunicación de una institución a lograr que esta, de la que forma parte, resulte más próxima y accesible para el ciudadano.

Comparto el esqueleto del capítulo en mi cuaderno de bitácora digital, aunque, como escribo en el párrafo anterior, tanto ´Gabinete de comunicación institucional y transparencia´como las aportaciones del resto de autores pueden descargarse pinchando este enlace.



Gabinete de comunicación institucional y transparencia

El gabinete de comunicación institucional resulta fundamental para ayudar a la conversación del político, del responsable público, con los ciudadanos.  Para aplicar la máxima de Thomas Jefferson de que “cuando alguien asume un cargo público debe considerarse a sí mismo como propiedad pública”.
Como subrayo, para llevar a la práctica esta premisa con la máxima fidelidad y aplicar la máxima transparencia posible en la gestión pública resulta fundamental la labor del gabinete de comunicación institucional. ¿Cómo desarrolla esa transparencia? De muy diversas formas. Uno de los métodos más directos consiste en gestionar las redes sociales de la institución, incluso hasta el perfil público de ese político en coordinación con él.
Lo hará, en ambos casos de perfiles y en especial en este último –el del político-, con interacción, no limitándose a decir que “he participado en este acto o vengo de tal otro que estaba abarrotado para escucharme”.
No pasa nada por que un político que dirige una institución se ponga a la altura del ciudadano y retuitee o marque como favorito un tuit en el que le aluden. Y mucho menos por contestar a una crítica argumentada y transmitida con educación. En esa gestión de la comunicación, por la falta de tiempo del político y por la capacidad de asesoramiento del gabinete, tendrá una función primordial ese gabinete institucional.

Para que exista transparencia, sencillez e interacción, el político ha de estar donde los ciudadanos y a su misma altura. Escucharlos, y no únicamente como altivo espectador, y responder a sus propuestas y peticiones por esas mismas redes sociales, que constituyen activos foros de comunicación. El gabinete de su institución facilitará esa práctica y gestionará esa interacción.
La comunicación institucional ha de recoger el sentir del ciudadano y no limitarse a emitir información aséptica de la institución. Debe producirse una interacción. Además de redes, otra forma eficaz consistiría en que los propios gabinetes reenviaran enlaces con la información que publican a los colectivos a los que les afecta.
Si hablan de ayudas sociales, que traten de remitir por correo electrónico el enlace de la nota difundida sobre servicios sociales. O sobre el concierto de Navidad  organizado. Que exista una interacción con el ciudadano. Insisto, que no se produzca el distanciamiento que en la actualidad marca la relación con el responsable público.
Por supuesto, esa base documental ha de quedar, con el tiempo, accesible a los ciudadanos. Previsiblemente con una pestaña en la página web desde la que se pueda acceder tanto al comunicado como a fotos de un acto compartido e incluso a un informe que pueda haber presentado el político de turno en la reunión con una determinada asociación.
Esa web institucional debe ser de acceso fácil y muy intuitivo, con contenido sencillo de encontrar y comprender. Igualmente con posibilidad de realizar comentarios que reciban su correspondiente respuesta.
En toda esa gestión de la información de la página digital tiene una tarea importante que desempeñar el periodista.
Por otra parte, en algunos municipios se llega hasta el punto de que el gabinete de un ayuntamiento ejerce, a la vez, de gabinete de comunicación de algunas entidades locales que acuden al citado ayuntamiento a pedir ayuda en esta materia. Que envía un comunicado de un acto de la asociación de amas de casa o de la Cofradía del Cristo, por poner ejemplos palpables.
Existe una asimilación de tareas que pueden contribuir a aumentar la identificación entre vecinos e institución gracias a esa labor compartida del gabinete de comunicación. En todo caso, esta práctica, para que resulte efectiva, ha de tener una regulación. Y el gabinete, unos mínimos recursos de personal y medios materiales para afrontarla.
Ese mismo gabinete ha de velar por evitar que el responsable público que dirige su institución eluda preguntas de los periodistas, o promueva simulacros de ruedas de prensa en las que no admite esas preguntas y se limita a lanzar un monólogo de autocomplacencia.
La transparencia pasa inequívocamente por responder al ciudadano. En este caso por la intermediación de los periodistas. Guste o no la pregunta. Del mismo modo, el gabinete fomentará las ruedas de prensa o las intervenciones públicas regulares y ocasionales cuando haya cualquier tema que lo suscite. Si el político, finalmente, se opone, será el único responsable de su opacidad.

El gabinete de comunicación no está para esconder al político que gestiona el bien público. Al contrario, su misión consiste en expandir su voz, en impulsar que explique alto y claro su gestión. Y en que esta llegue a los ciudadanos.
El gabinete de comunicación institucional resulta básico para mejorar el servicio y el suministro de información al ciudadano. Se convierte en la mirada y en la palabra del responsable público. En sus oídos para captar lo que piensa la ciudadanía, porque coordina directamente esa interacción y sabe cómo responde la audiencia en redes o en los correos que ha remitido a asociaciones. Impulsa la cercanía del político y, sobre todo, la transparencia.
El periodista que dirige el gabinete, por su formación e inquietud, tiene una especial sensibilidad para comunicar, para captar tanto la gestión que realiza el responsable público como para percibir qué reclama la sociedad. Puede ejercer de perfecto nexo entre ambos y puede remedar al esclavo romano que en los triunfos, mientras sostenía una dorada corona de laurel sobre la cabeza del emperador, le recordaba que era un ser mortal.
Si, además, los emperadores romanos, cuando celebraban estos triunfos con entrada victoriosa en Roma, debían aceptar que sus legionarios les dirigieran todo tipo de improperios ese día como una parte de la celebración, los responsables públicos han de, como mínimo, promover una interrelación con los ciudadanos. Y, desde luego, una transparencia.

 En fomentarla desempeña una labor fundamental el gabinete de comunicación con tareas como las que he descrito y que pasan por promover las intervenciones ante los periodistas de los responsables públicos para explicar su gestión, interactuar en redes sociales con el ciudadano, ejercer de intermediario con las entidades y particulares gobernados remitiéndoles comunicados y enlaces de actos y reuniones compartidas, o fomentando una página web de fácil acceso y comprensión.
El gabinete de comunicación constituye, en definitiva, un protagonista fundamental de un gobierno abierto.


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