El Día Mundial del Docente destaca, entre sus objetivos,
resaltar la función de los profesionales de este ámbito en el desarrollo de los
ciudadanos del futuro. También la Unesco, organismo promotor de ese
reconocimiento, plantea en esta fecha la necesidad de debatir constantemente
qué medidas pueden aplicarse para una educación inclusiva y de calidad para la
totalidad de la población.
Esta celebración o jornada de buenos propósitos tuvo lugar
el pasado jueves día 5, justo en la misma semana en que, el lunes 2, en un
colegio de Cataluña, más en concreto de la localidad de Sant Andreu de la
Barca, un docente se dirigió al vástago de un Guardia Civil para, delante de
sus compañeros, asestarle la frase “estarás contento con lo que hizo tu padre”.
En ese mismo centro, en un aula distinta, otro profesional de la docencia
expresó a sus alumnos su malestar por “la ignorancia de la Guardia Civil”, que
“solamente sabe dar palos”. También ante alumnado entre el que había retoños
adolescentes de agentes de ese cuerpo.
¿Educación inclusiva? ¿Desarrollo de los ciudadanos del
futuro? Nuestra sociedad está más que advertida de la necesidad de combatir el
acoso escolar, rebautizado con el anglicismo ´bullying´. Una de sus
manifestaciones más características consiste en las burlas o el aislamiento
sistemático al que el agresor pretende someter a su víctima. En buscar un hecho
diferencial para utilizarlo como ariete para minar la moral y desgastar
socialmente a la persona atacada.
Habitualmente este tipo de acoso se produce entre los
propios escolares, aunque también puede implicar, en ocasiones, a algún docente
como receptor o, como en el caso de Sant Andreu de la Barca, como agresor. En
este caso el profesional hace valer su
condición de autoridad en el aula para arremeter contra el alumno, en plena
niñez o adolescencia, en efervescencia de desarrollo y en una situación de
vulnerabilidad.
Señalar a alguien en un grupo por parte de quien tiene la
autoridad para culparle de algún mal colectivo pone en un aprieto a quien lo
sufre. Y si hablamos de adolescentes a quienes se dirige su docente con
palabras como “estarás contento con lo que hizo tu padre” delante de sus
compañeros, la agresión es terrible. Tanto como la situación de indefensión que
padece la persona agredida. No tiene justificación alguna y la herida puede
tardar años en cicatrizar. Si es que finalmente lo consigue.
La Unesco ha seleccionado este año como lema ´Enseñar con
autonomía, empoderar a los docentes´. Dudo que esa elección se refiera a permitir que lancen prejuicios, juicios de
valor o incluso su propia frustración sobre su alumnado. No. Más bien creo que
la Unesco pretende recalcar que el personal docente tiene vocación de formarse,
que trata de contagiar su entusiasmo por la cultura, que busca ampliar sus miras
para crear material didáctico y pedagógico de la máxima utilidad. Al docente
que, en definitiva, persigue una educación inclusiva y de calidad, como
establece la citada Unesco.
Los alumnos del Instituto El Palau han sacado los colores a
esos docentes que marcan a sus alumnos con una concentración de respaldo a sus
compañeros. Les han dado una lección de civismo, de desarrollo de los
ciudadanos. En este caso, han impartido docencia. Han dado ejemplo de
inclusión. A la espera de que la dirección del centro renuncie a su silencio
cómplice o de que esos docentes –excepciones a la regla de vocación y
ecuanimidad que marca la senda de la inmensa mayoría de los profesionales de
este sector- aprendan esa lección.
Artículo de opinión que me publica www.esdiario.com/comunidadvalenciana.
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