En este artículo, publicado el pasado sábado en Esdiario.com/comunidadvalenciana, analizo cómo puede marcar el referéndum catalán del 1 de octubre el devenir de los partidos políticos en la Comunidad Valenciana.
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Ocurra lo que ocurra y derive como derive, las noticias, las opiniones y las actuaciones que giran en torno al referéndum catalán tienen sus consecuencias en la política valenciana, tanto en las filiales de los partidos nacionales en el ámbito autonómico como en los autóctonos. Ninguno se ha mantenido inmune al proceso y a cada formación, de una forma o de otra, le afecta y lo hará en el futuro. Tendrá sus secuelas.
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Ocurra lo que ocurra y derive como derive, las noticias, las opiniones y las actuaciones que giran en torno al referéndum catalán tienen sus consecuencias en la política valenciana, tanto en las filiales de los partidos nacionales en el ámbito autonómico como en los autóctonos. Ninguno se ha mantenido inmune al proceso y a cada formación, de una forma o de otra, le afecta y lo hará en el futuro. Tendrá sus secuelas.
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha reforzado su
papel institucional al lograr un cierre de filas de sus consellers, con el
mantra bien aprendido de “más diálogo” como estereotipado antídoto a todos los
males. Ha tratado de mantener su agenda, aunque ha acabado aparcando los actos
reivindicativos de más financiación. No es el momento si quiere evitar quedar
eclipsado por otra actualidad. Tampoco para su partido, el PSPV, arrastrado por
ese federalismo incomprendido e inacabado que pregona a nivel nacional su
matriz, el PSOE.
Compromís ha demostrado sus variantes y vertientes. Su
protolíder, Mónica Oltra, también ha acatado su rol institucional y ha
secundado a Ximo Puig, al contrario de lo que hizo el presidente de Les Corts,
Enric Morera, en un acaloramiento tuitero prorrefendum. O algunos de los
representantes más conocidos del Bloc, el principal vivero de compromisarios.
Sin olvidar al ya habitual acaparador de controversias, el senador Mulet. La
convocatoria catalana ha generado grietas en un armazón político difícil de
encajar, que la apertura del debate de listas y candidaturas en los próximos
meses puede agrandar. Aunque también es cierto que el reparto de poder une
mucho.
Mensaje
anticapitalista
Podem se ha difuminado en esta tesitura. Como en la mayoría
de autonomías, la formación ha seguido las consignas de su prohombre nacional,
Pablo Iglesias, y se limita a repetir su discurso crítico contra el presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy. Sin llegar al “Visca Cataluña lliure i sobirana”.
Tendrá que ver si el mensaje anticapitalista de la CUP le supone una
competencia en el ámbito valenciano. Aunque sobre esto ya disertaremos más
adelante.
El Partido Popular no ha tenido que barnizar un ápice su proclama
nacional. Sí que le ha servido de ariete para azuzar al Consell. Más bien a
Compromís por las diferencias exhibidas. Le permitirá reforzar el hilo del
vínculo entre la imposición del valenciano del conseller de Educación, Vicent
Marzà (excesivamente comedido tras un brote inicial de apoyo público al ´procés´),
y su proximidad ideológica y lingüística a Cataluña. Más carbón.
Idem para Ciudadanos. Aunque hasta la fecha en la
reivindicación educativa anda bastante rezagado. En cambio, puede ahondar en el
opaco proceso de configuración del conglomerado de medios públicos Ápunt. Le brinda
la posibilidad de ayudar a unir un grupo fragmentado y dañado por la escisión
acometida por las huestes del exsíndic Alexis Marí.
Valencianista y CUP
Y los que no están pueden ganar. Por un lado, los partidos
de tinte regionalista antagonistas de Compromís. La concentración ante la sede
de Delegación del Gobierno de destacados referentes del Bloc y las
manifestaciones prorreferendum lanzadas por algunos diputados (incluida
asistencia al acto en el teatro Micalet de respaldo al independentismo catalán)
no han pasado desapercibidas a una parte de la sociedad. Y a quien no se haya
enterado, estas formaciones tratarán de mostrárselo. De repetirles que
Compromís emula a los actores de la Grecia clásica, con diferentes máscaras
según el personaje que representen. Y volver a enarbolar el recurrente y manido
término ´catalanista´.
Som Valencians, Unio i Germania, RePo, Demòcrates
Valencians, los vestigios de Poble, de Coalició en Positiu o de otras
formaciones de este segmento han recibido una munición extra. Han encontrado
una brecha en su rival. Para aprovecharla deben superar sus dos problemas
endémicos (me consta que en ambos casos andan en ello): la desunión y la falta
de candidatos con predicamento. De lo contrario, volverán a sumirse en la misma
desolación electoral de 2015.
De vuelta a la Candidatura de Unidad Popular (CUP), atentos
a su posible expansión por la Comunidad Valenciana. El citado ´procés´ le ha dado
la excusa perfecta para hacer una gira por su entelequia de territorio catalán.
Además de ese mensaje protocatalán, más minoritario, pueden lograr que cale su
vertiente anticapitalista, reivindicativa. Que simpatice con la CUP el votante que
captó Podemos en su momento pero a quien el partido de Pablo Iglesias se le
queda corto o incluso aburguesado. Esquerra Republica de Cataluña (ERC), en su
eclosión con Carod-Rovira, encontró caldo de cultivo y sembró concejales en
diferentes municipios valencianos. La CUP puede ser su réplica modernizada, bulliciosa
y rasta.
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