Palacio Ducal de Pastrana |
Otro punto de interés de Pastrana es su colegiata con el museo de tapices. La localidad supura religiosidad. Buena muestra la constituyen los dos conventos fundados por Santa Teresa: uno para hombres y otro para mujeres. En el de San José continúan residiendo monjas. Cada día, a las nueve de la mañana, ofician misa en la capilla. Es la oportunidad para entrar en el convento y apreciar parte de su encanto.
La población, que no llega al millar de habitantes, da para disfrutar de agradables paseos junto a la fuente de los cuatro caños o frente a los restos de la sinagoga. O ante la casa del Deán, en pleno proceso de restauración.
Ruta de las Caras, en Buendía |
Otro desplazamiento por la Alcarria baja. En este caso a Zorita de los Canes, donde emerge el castillo que fortaleció la celebérrima Orden de Calatrava. Desde esta atalaya, más espectacular desde abajo que cuando subes a recorrerla, se divisa el fluir tranquilo del río Tajo. El castillo está semidestruido, pero mantiene su imponente silueta y algunos pasajes interiores.
Muy cerca se halla Recópolis, uno de esos escasos yacimientos visigodos posibles de contemplar. Sobresalen precisamente las ruinas de una iglesia cristiana del siglo XV que se construyó sobre la antigua ciudad visigoda. El resto casi te lo tienes que imaginar. El yacimiento es posible recorrerlo esté abierto o cerrado el centro de interpretación. En otro tiempo hubo comercios, entrada porticada... En otro tiempo.
Vista del Tajo desde el castillo de Zorita |
Continuamos el recorrido rumbo a Torija. Comemos en el asador Pocholo y paseamos alrededor del castillo, que está en el centro del pueblo perfectamente rehabilitado. Abre de jueves a domingo, por lo que tampoco tenemos suerte. Nos conformamos con una frase del nobel de Literatura Camilo José Cela, una más de las que pueblan la Alcarria. Precisamente este castillo contiene un museo dedicado en exclusiva al libro Viaje a la Alcarria, obra del prolífico escritor.
Palacio del Infantado (Guadalajara) |
Seguimos nuestro recorrido hacia Brihuega, donde despuntan sus iglesias, la panorámica sobre la vega del Tajuña o el castillo de Peña Bermeja. Aquí se trata de callejear y de dejarse llevar. Luego vamos a Sacedón, con su iglesia parroquial, el pantano y la ermita de la Cara de Dios.
Final del recorrido con visita a Almonacid de Zorita donde sorprende su singular humilladero y, antes de marcharnos, nos desplazamos hasta la presa de Budia. Espectacular construcción con grandes rótulos que indican su año de inauguración, 1910, y el monarca de entonces, Alfonso XII. Tiene un museo dedicado a la presa. Y sí, está cerrado cuando vamos.
Humilladero en Almonacid |
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