El declive en el que han sumido a muchos medios de
comunicación la crisis económica, la descomunal caída de la inversión
publicitaria y la falta de un modelo rentable para obtener ingresos de informar
por internet, ha deteriorado la imagen del propio periodista. Tanto que ha
opacado que, en la convulsión social constante en la que vivimos, tiene uno de
los perfiles laborales más atractivos que existen.
En primer lugar, la inmensa mayoría de empresas (al margen de
su volumen de facturación) ha adquirido plena conciencia de que necesita
comunicar para acercarse a sus clientes. También que lo ha de hacer con el
máximo rigor y esmero sobre las cualidades de su producto para convencer al
comprador de que desembolse el precio demandado. ¿Y quién mejor para comunicar
o dirigir esa comunicación que un experto en la materia, un periodista?
En segundo lugar, el carácter multidisciplinar de la
formación cursada en la licenciatura o grado de Periodismo permite disponer de
un bagaje en materias tan diversas como Historia, Literatura, Filosofía, Economía
o Derecho. ¿Acaso los empresarios no reclaman profesionales que sepan adaptarse
a diferentes puestos y a las necesidades que surjan? Pocos podrán acoplarse de
manera más rápida y adecuada que quienes cuentan con una base intelectual para
desarrollar muchas de esas labores, aunque resulte mínima.
Artículo publicado en el diario Levante-EMV (19-04-2014) |
Por otra parte, desentrañar el mercado en el que se
desenvuelven y buscar nuevos nichos de venta constituyen objetivos prioritarios
para las empresas que tratan de expandirse o, simplemente, de subsistir. Quién
más adecuado para hurgar y encontrar la información necesaria que el
profesional que está habituado y preparado para hacerlo, que el periodista,
baqueteado en rebuscar para disponer de los datos con los que redactar sus artículos.
Esa misma habilidad puede aplicarla a otros segmentos laborales.
Del mismo modo que demostrará más facilidad y soltura para
redactar un informe sobre esos espacios de mercado pujantes, sobre la
producción de seda o sobre la confección de zapatos, por lanzar algunos
ejemplos. Se ha curtido durante años en la redacción de temas variopintos. Si
antes lo hizo para medios de comunicación, la misma pericia puede aplicar
contratado en empresas de diferente ámbito.
Otro factor a tener en cuenta consiste en la capacidad del
periodista para resumir, para transmitir en escasas líneas o verbalizar un
mensaje. En la vorágine actual, con apenas tiempo para desentrañar las claves
de un informe o para repasar con la suficiente atención cada correo electrónico
que recibimos, resulta fundamental que las empresas sepan comunicar de manera
directa y clara a sus clientes o potenciales compradores para que estos
escuchen y capten el mensaje. Y, como en los anteriores casos, quién mejor
puede hacerlo que un periodista.
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