Televisión Española ha anticipado que desterrará la figura
clásica –o, como mínimo, la habitual en la última década- de tertuliano en su
programa ´El Debate´ y que la sustituirá por especialistas en un tema concreto,
en el que aborde ese día, ya que limitará el citado programa a analizar una sola
cuestión.
Esta decisión puede constituir el anticipo de aquello que
ocurrirá en el futuro en otros programas y cadenas. El ciudadano busca
información seria, práctica y especializada. Se está aburriendo de debates
televisivos plagados de políticos con posturas inamovibles y que siguen a
rajatabla las directrices dialécticas de su partido. Y también se cansa de
periodistas que respaldan sin el menor tapujo a una formación política o a otra
en lugar de ejercer su rol de analistas objetivos y documentados de la
realidad.
Del mismo modo, esa determinación de TVE responde, desde mi
punto de vista, a la pérdida de credibilidad de muchas tertulias de radio o
televisión que han degenerado en un crispado guirigay presidido por
interrupciones (muchas veces alentadas o permitidas por los propios
moderadores) continuas entre sus participantes. Al final trasmiten una insomne descarga
de ruido y tensión al espectador, saturado ya por los problemas y
preocupaciones propios acumulados durante la jornada.

La confluencia de opiniones predefinidas, sin la
consistencia documental suficiente y aderezadas de subidas de tono e incluso
improperios, ya hastía al oyente y al espectador. En este contexto, comprendo
la decisión de Televisión Española. No la comparto.
Considero que la figura del periodista resulta básica en una
tertulia. No obstante, me refiero a la del periodista documentado en la materia.
E imparcial. Sin ideas predefinidas ni pertrechado de frases lapidarias. Que
tiene la capacidad para diseccionar los errores o aciertos de uno u otro
candidato, o de uno y otro equipo de fútbol, y que lo hace con objetividad, sin
reparos.
Hablo del buen profesional que conoce, pues lo ha
investigado y, además, hace un seguimiento continuo, un tema y que lo sabe comunicar
mejor que la mayoría de especialistas en esta materia. Porque el periodista
destaca por su capacidad de documentarse, de analizar y de transmitir. Por
tanto, en mi modesta opinión esa figura, la del periodista que lanza opiniones
aderezadas de información contrastada, resulta la más adecuada para
protagonizar cualquier tertulia. Y merece, desde luego, un reconocimiento
profesional y económico adecuado por su labor.
Artículo de opinión publicado en el diario Levante.
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