Televisión Española ha anticipado que desterrará la figura
clásica –o, como mínimo, la habitual en la última década- de tertuliano en su
programa ´El Debate´ y que la sustituirá por especialistas en un tema concreto,
en el que aborde ese día, ya que limitará el citado programa a analizar una sola
cuestión.
Esta decisión puede constituir el anticipo de aquello que
ocurrirá en el futuro en otros programas y cadenas. El ciudadano busca
información seria, práctica y especializada. Se está aburriendo de debates
televisivos plagados de políticos con posturas inamovibles y que siguen a
rajatabla las directrices dialécticas de su partido. Y también se cansa de
periodistas que respaldan sin el menor tapujo a una formación política o a otra
en lugar de ejercer su rol de analistas objetivos y documentados de la
realidad.
Del mismo modo, esa determinación de TVE responde, desde mi
punto de vista, a la pérdida de credibilidad de muchas tertulias de radio o
televisión que han degenerado en un crispado guirigay presidido por
interrupciones (muchas veces alentadas o permitidas por los propios
moderadores) continuas entre sus participantes. Al final trasmiten una insomne descarga
de ruido y tensión al espectador, saturado ya por los problemas y
preocupaciones propios acumulados durante la jornada.
A la falta de un respeto básico en algunos de esos programas
se suma el desparpajo que ciertos opinadores demuestran para abordar temas tan
alejados entre sí como la pandemia del Ébola, el debate político en Francia o
las últimas conclusiones de Stephen Hawking. Me gustaría tener el placer de
escuchar a una mente tan privilegiada con la capacidad de sentar cátedra sobre
cuestiones tan diversas. Me asombra contemplar cómo algunos de estos
tertulianos lo hacen sin el más mínimo pudor.
La confluencia de opiniones predefinidas, sin la
consistencia documental suficiente y aderezadas de subidas de tono e incluso
improperios, ya hastía al oyente y al espectador. En este contexto, comprendo
la decisión de Televisión Española. No la comparto.
Considero que la figura del periodista resulta básica en una
tertulia. No obstante, me refiero a la del periodista documentado en la materia.
E imparcial. Sin ideas predefinidas ni pertrechado de frases lapidarias. Que
tiene la capacidad para diseccionar los errores o aciertos de uno u otro
candidato, o de uno y otro equipo de fútbol, y que lo hace con objetividad, sin
reparos.
Hablo del buen profesional que conoce, pues lo ha
investigado y, además, hace un seguimiento continuo, un tema y que lo sabe comunicar
mejor que la mayoría de especialistas en esta materia. Porque el periodista
destaca por su capacidad de documentarse, de analizar y de transmitir. Por
tanto, en mi modesta opinión esa figura, la del periodista que lanza opiniones
aderezadas de información contrastada, resulta la más adecuada para
protagonizar cualquier tertulia. Y merece, desde luego, un reconocimiento
profesional y económico adecuado por su labor.
Artículo de opinión publicado en el diario Levante.
Pincha este enlace para leerlo en levante-emv.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario