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domingo, 13 de marzo de 2016

Unas fiestas muy concurridas

Las próximas fiestas falleras pueden superar en asistencia de público –que ya es mucho decir- las de años anteriores. El apogeo del turismo en España, que este año prevé acelerar su incremento, contribuirá a la llegada de más visitantes. El turista europeo busca entornos seguros, con un clima agradable y que le generen una experiencia singular. La provincia de Valencia reúne esos tres requisitos, y nuestras Fallas, desde luego, aportan una originalidad imposible de encontrar en algún otro lugar.
A ese aumento del turismo internacional y al carácter genuino de las celebraciones se suma el impulso que han recibido la ciudad y sus festejos con reconocimientos como el de Patrimonio Cultural Inmaterial. Se trata de títulos o acreditaciones que en la práctica otorgan una fuerza y una consolidación a la importancia ya sabida de la fiesta. La certifican, sobre todo de cara a quien ha escuchado hablar de ella o leído comentarios y todavía no se ha lanzado a dar el paso de venir a disfrutarla. Esos reconocimientos constituyen un estímulo más, una forma de animar a ese turista curioso, inquieto o dubitativo.

Y otro factor que también puede incrementar la afluencia de público, en este caso más autóctono, consiste en el deseo creciente del ciudadano de participar, de implicarse en su sociedad. La mejor plasmación la hemos contemplado en política, con la constitución de nuevos partidos con respaldo millonario (de votos) en las urnas. Esa misma intención de cambio, de actuar, se traslada a otros ámbitos, como el de las propias fallas.
Por tanto, pronósticos de una Valencia inundada de público con ganas de disfrutar, en la que los motivados artistas podrán desplegar toda su sátira con los políticos de turno en los monumentos. Y dispondrán de un amplio elenco de rostros diferentes a los de años anteriores para inspirar sus ninots. Recordemos que se trata de las primeras Fallas con las corporaciones locales emanadas de las elecciones de mayo de 2015.
Precisamente estos nuevos equipos, con sus alcaldes al frente, asumen la responsabilidad de gestionar la fiesta, de garantizar que el civismo prime sobre cualquier otra conducta, de certificar esa seguridad que buscan tanto los turistas como los moradores de las propias poblaciones donde se plantan los monumentos. La tarea, aunque parezca mecánica por haberse realizado en años anteriores, no resulta fácil.
La fiesta ha alcanzado el actual nivel porque muchas personas participan en su organización y otras tantas, principalmente empleados municipales (policía, bomberos, barrenderos…), velan por su feliz desarrollo. Desde luego, todo, y las Fallas no resultan una excepción a esa regla, puede mejorarse. Para lograrlo hace falta amplitud de miras, inteligencia y cooperación.

Artículo publicado en L´Embolic, la revista oficial de la falla Doctor Collado 

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