La decisión de los cinco grupos parlamentarios de aplazar a
septiembre el debate sobre la constitución del Consejo Rector de la futura
Corporación Valenciana de Medios de Comunicación trastabilla más si cabe este
incipiente proyecto radiotelevisivo. La discusión política que ha suscitado lo
aleja de la ciudadanía, que contempla cómo los diputados se enzarzan en cuestiones
muy distantes de las preocupaciones diarias de los valencianos.
La comisión del accidente del metro y la de RTVV han
protagonizado, parlamentariamente, el primer tramo de mandato de Ximo Puig como
presidente de la Generalitat. Mientras
la primera se ha saldado con el anhelado socialmente reconocimiento a
las víctimas, la segunda vive en una constante agitación. Primero, para tratar
de encontrar soluciones al galimatías legal que enreda su apertura; en segundo
lugar, por saber qué ocurre con los extrabajadores y, en tercero; simplemente
para escoger a los diez profesionales que deben tutelar los pasos iniciales.
El ciudadano que lee el periódico o escucha la radio o la
televisión se topa estos días con las desavenencias cotidianas de los partidos
políticos, que critican que alguien tiene relación familiar con un cargo de un
partido, que otro concurrió en la candidatura de una formación y un largo
etcétera de cuestiones sobre personas que no conoce. Esa vecina, que cada mes
sufre para poder pagar un sinfín de facturas y que ahora trata de esquilmar su
exiguo ahorro con el objetivo de sufragar algún momento de placer vacacional,
se aburre escuchando lo de siempre: que los partidos discuten por poner en cada
puesto a sus candidatos.